La Línea Blanca

200 8 7
                                    

Brittany no es mi novia

Esta frase no deja de resonar en mis oídos, supurando como una herida. Me siento tan idiota. Sin dudarlo, bajo corriendo rápidamente las escaleras. No tengo el valor para regresar adentro, para atravesar los tres salones de exposición, para sonreírles y hacerles elogios a desconocidos; la velada casi llega a su fin, ya nadie me necesita. En lugar de eso, me abro camino rápidamente y paso cerca de Santana, sumergida en plena conversación con Dominic Stone. A mi paso, ella levanta la cabeza.

- ¿Brittany?

Yo no me detengo, no me giro. Continúo corriendo, con el corazón roto. Sin embargo, es ridículo. Apenas conozco a esa mujer, tan solo pasamos una noche juntas sin prometernos nada. Una sola noche, mágica y ardiente para mí; ordinaria y sin valor para ella. En su defensa, Santana Lopez nunca me hizo promesas de amor eterno, ni me prometió una relación. ¿Entonces, por qué me lastima tanto? ¿Por qué siento tanto dolor en mi pecho? Mi cabello rubio vuela detrás de mi, como un velo de oro, mientras avanzo rápidamente a través del patio.

- ¡Britt!

De nuevo, la voz de Santana. Imperiosa, casi autoritaria, preocupada también.

El colmo, ¿no?

A toda velocidad, golpeo el pavimento mientras la reja de hierro forjado surge frente a mí - y con ella, la promesa de la libertad, de regresar a mi casa y deslizarme debajo de mi edredón, como un animal herido. ¿Lo que me decepciona más de esta historia? Haber creído, haberme hecho ilusiones yo sola, segura de haber encontrado, al fin, alguien con quien compartir mi vida, mi rutina, mis secretos. Debo ser demasiado romántica o demasiado tonta. - Sin aliento, me dispongo a alcanzar la reja. Un suspiro de fuego quema mi pecho, propagándose entre mis costillas.

Cuando una mano se lanza sobre mi hombro y me retiene. Frenada en mi impulso, vacilo y un brazo me rodea por la cintura, impidiéndome caer hacia delante. Luego una silueta aparece frente a mí, bloqueándome el camino.

- ¿A dónde corres de esta manera, Brittany?

Santana. Santana, inevitablemente.

Ella luce impecable en su pantalón ceñido a las curvas de sus piernas, acompañada de una camisa de seda y un blazer color negro. Sin una arruga en su camisa de seda, sin un mechón que se asome ni una jodida gota de sudor. Se puede creer que no corrió detrás de mí o que no es humana. Se interpone en mi camino y algunas bocanadas de su perfume me alcanzan, envolviéndome en una nube que ya me es familiar. De nuevo, imágenes de nuestra noche de amor fluyen, presionando mi garganta, como si tuviera una bola de espinas en la tráquea. Y Santanna me mira de arriba abajo con sus magníficos ojos, los más hermosos que haya visto, rodeados de largas pestañas negras y tupidas.

- ¿Qué sucede?

Su voz es grave, pausada, bien afinada - una voz que podrías escuchar leer el anuario toda la noche sin protestar - Yo me muerdo los labios y me obligo a enfrentar su mirada, aunque su belleza me lastime el corazón. Su mandíbula, su piel canela, sus rasgos perfectos, su boca sensual... ¿Por qué me causa tal efecto? Ya no controlo nada, al punto de tener miedo. No me reconozco, todo esto no es común en mí.

- Te vi pasar corriendo y...

- Regreso a mi casa.

- ¿Sin esperar el final de la exposición?

Yo no respondo, con una mueca obstinada en los labios. Ella me levanta la mano para rozar una de mis mejillas y su contacto me electriza, como en cada ocasión.

- Cuando estás triste, tus ojos se oscurecen. De azul agua, se vuelven azul esmeralda, mucho más oscuros. Es sorprendente.

Yo retrocedo rápidamente. No tiene derecho a tocarme, no tiene derecho a decirme cosas de este tipo después de su corta conversación con el galerista.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 01, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mis Deseos, Mi Multimillonaria Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora