Ella Y Yo (Parte II)

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Nuestros cuerpos se pegan. Sus brazos se cierran sobre mi y mi corazón golpea entre nosotras, tan fuerte que ella también lo siente. Inclinando su cabeza hacia mi, toma mis labios. El tiempo se detiene. Su boca se coloca sobre la mía, suave e imperiosa. Yo aplaco las manos sobre su torso, presionada sobre su pecho. Y pronto, su lengua entra en mi, acariciando la mía y mezclando nuestros alientos.

Frente al ascensor, ya no formamos mas que una silueta mientras que ella me besa con intensidad, como si nuestras vidas dependieran de ello. Envuelta en su perfume, me dejo llevar, enajenada por su cercanía. Me derrito como cera caliente entre sus dedos, conmocionada por sus labios de terciopelo, su saliva con sabor a alcohol. En mi interior, la llama del deseo se enciende, abrasándome por completo.

Y tengo miedo.

Es tan... ¡Inmensa!

Retrocediendo brutalmente, me arranco de sus brazos.

Todo va demasiado rápido. Yo... ya no controlo nada.

- Será mejor que regrese...

***

Sentada en la parte trasera del suntuoso auto, sigo conmocionada por nuestro beso. Tenía que mi evasiva la ofendiera... pero Santana no parece guardarme rencor, respetando mi decisión. Al contrario, insistió en acompañarme, deslizándose a mi lado sobre el asiento de cuero negro de su BMW. Pero la tensión sigue siendo palpable, saturando el aire de crepitaciones. Sin embargo, no nos estamos tocando.

Bueno, tal vez sí un poco.

Nuestros brazos se rozan, con un sorprendente juego del gato y el ratón... al menos hasta que Santana toma mi mano y une nuestras palmas. La miro, un poco intimidada. Sus pupilas brillan en la semi penumbra. Ella me sonríe, entrelazando nuestros dedos. En la parte de enfrente, adivino la silueta masiva del chófer, separado de nosotros por un vidrio opaco. Aun cuando no pueda vernos, no me siento muy cómoda. No estoy acostumbrada a todo este lujo, aun cuando siempre tuve una vida cómoda gracias a mi padre. Con Santana es otra cosa, otro mundo...

Santana.

Su encanto, su carisma.

En su presencia puedo ser yo misma. Con ella, las palabras llegan solas con naturalidad. ¿No le hablé de mis Secret Box que llevo semanas escondiendo celosamente? Tengo miedo de abrirme. Si me abandono, no podría evitar que algunos recuerdos salgan a la superficie - todo ese pasado encerrado y encadenado en el fondo de mi mente - Pero tengo ganas de hablar con ella... es tan buena. Para todo el mundo soy diferente, extraña. Con ella me siento... comprendida.

Un timbre sale de mi bolso. Con un sonrisa de disculpa, saco mi celular. Para mi gran sorpresa, descubro un mensaje de mi padre.

[Se retrasaron demasiado en la obra. Estoy atrapado en Dubái, hija. Me es imposible ir a tu exposición la semana próxima. Te llamo después.]

¡Oh! Ya veo.

Mi rostro se descompone.

- ¿Una mala noticia? - se preocupa Santana, con el ceño fruncido.

Sacudo la cabeza.

- No, nada grave.

O nada que no me haya pasado mil veces antes. Es la especialidad de papá: cancelar nuestras citas en el ultimo momento. Nunca conocí a mi madre, mi abuela murió cuando tenia 5 años y mi padre nunca ha logrado cumplir con su papel. ¿Pero lo ha intentado alguna vez? Me trago las lágrimas mirando las calles desfilar detrás de las ventanas, combinada con el naranja de los faroles. Y cuando el auto de Santana se detiene fuera de mi edificio, le sonrío débilmente. Ella me mira, intenta detenerme la mano... en vano.

Mis Deseos, Mi Multimillonaria Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora