3.

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Estaba terminando de leer los papeles del otro lado que le habían dejado cuando Lothrick llamó a su puerta abierta, pues disfrutaba más haciendo su trabajo con la misma abierta que cerrada sin saber lo que pasaba en el exterior y más aún, con tantos nuevos que habían ingresado hacía poco.

–El Coronel me ha pedido que le diera la lista de los que irán –le dijo con un tono neutro, algo completamente extraño en él.

Des levantó la mirada y la clavó en los ojos oscuros de su amigo y compañero desde el otro lado del escritorio.

–¿Qué sucede?

–¿Por qué lo preguntas?

Una de las cejas rubias de Des se elevó y se echó hacia atrás sobre la silla.

–¿En serio lo preguntas?

–No sé a qué te refieres.

–¿Por qué estas enfadado?

Rick entrecerró los ojos.

–Sabes porqué perfectamente.

Des rodó los ojos y se volvió a acomodar en la silla, tomó una hoja de debajo de la gran pila que tenía frente a él y se la entregó.

–La lista que pidió –le dijo antes de volver a leer el papel que había estado leyendo antes de que su compañero ingresara.

–¿En serio? ¿Ahora te harás el idiota?

Des levantó la mirada.

–¿Qué quieres que te diga? No he tenido tiempo.

–Crees que soy imbécil. Has estado evitándome estas cuatro semanas apropósito. Incluso se atrasó la salida y no has tenido siquiera un segundo para hablar conmigo o con cualquiera del pelotón. Siempre te has hecho tiempo, solo que desde que... desde que él estuvo aquí te has vuelto distante. ¿Qué pasó con él?

Des se le quedó mirando hasta que la volvió al papel.

–No es nada que necesites de saber –tomó nuevamente el papel.

–Porque me preocupas es porque quiero saberlo. Desde que nos hemos conocido no me has ocultado nada, pero aparece él y parece que vuelves a ser el mismo de cuando te conocí. Solo quiero ayudarte.

–Me ayudas yéndote. Tengo papeles que firmar antes de salir –le contestó sin levantar la vista.

Lo escuchó suspirar, pero no levantó la vista hasta que sintió que Lothrick salió de su habitación.

–¿Qué quieres Mildred? –preguntó sin quitar la vista del papel y sintió cómo alguien ingresaba a su habitación.

–Creo que tendrías que decirle toda la verdad –la escuchó decir.

Des levantó la mirada y se encontró con los ojos amarillos de su amiga.

–Merece saber toda la verdad.

Una risa seca se escapó de los labios de Des.

–¿Toda la verdad? ¿Y cuál es toda esa verdad que crees no le estoy diciendo?

–Lo sabes perfectamente. No puedes seguir así. Él intentó asesinarte y lo hubiese logrado si Lothrick no hubiese aparecido y ahora aparece como si nada hubiese pasado. Dile que ha sido él el que casi te asesina.

–No cambiaría en nada si supiera que Derian fue el que intentó acabarme aquella vez. Solo lo haría sentirse peor. Sabe lo que he pasado antes de conocernos, sabe quién es Derian o por lo menos parte de lo que fue en mi vida. No necesita saber más.

–En verdad que no entiendes que Rick desde que lo ha visto aquella noche parece más preocupado por ti que incluso no es capaz de concentrarse en los entrenamientos. Está preocupado. Y se ha preocupado más aun desde que lo evitas constantemente. Dale un respiro. Solo intenta ayudarte.

Des desvió la mirada de la chica y la volvió a los papeles.

–Dile que iré a comer con ellos, como despedida.

Ella sonrió, sin ser capaz de entender el verdadero significado de aquella última palabra.

***

Estaba terminando de ponerse la camisa cuando alguien llamó a su puerta.

–En serio que eres cansino –le dijo sin girarse, pues no lo necesitaba si tenía su olfato desarrollado.

–Me lo has dicho muchas veces –le contestó su voz y lo escuchó entrar.

–Nadie te ha dicho que pudieras entrar Derian –dijo volteándose y encontrándose con el rubio –¿Acaso no te han dado un sector para que pudieras caminar libremente y el cual este no es?

–Solo quería saber cómo estabas.

–¿Ahora te preocupas por mí? –le preguntó levantando una de sus cejas –La última vez que nos vimos casi termino con uno de tus cuchillos clavados en mi estómago, así que disculpa si dudo de la sinceridad de tus palabras –le dijo sonriéndole falsamente.

–Tú fuiste el que comenzó.

–¿Disculpa? ¿Ahora es mi culpa por querer asesinarte luego de que casi lo hayas hecho tú?

–Sabes que nunca quise...

–Me valen una mierda tus palabras Derian. Si quieres ir a contarle algo a alguien ve a decírselas a Esme que parece encantado de creerte cualquier cosa que salga de tu boca –le cortó cruzándose de brazos.

–Veo que no es un buen momento para hablar.

–Nunca lo será si tengo que hablar contigo.

–Sabes que tendrás que tomar una decisión.

–Ya la he tomado.


Espero que estén disfrutando de esta novela.

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Animals [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora