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Un gran baldazo de agua fue lo que lo volvió a la realidad. Levantó la mirada más que enfadado y vio a los tres hombres que desde hacía tres días que entraban todos los días y lo torturaban. Derian se encontraba tambien allí, como siempre, parado a un lado de la puerta como un mero espectador.

–¿A qué han venido ahora? ¿A darme de comer? –preguntó con una leve sonrisa petulante en los labios y miró a los hombres –Parece que no –agregó negando con la cabeza al ver que ninguno de los allí presentes tenía algo en las manos –Tampoco han traído a su compañero tan amable de decorar mi espalda –dijo refiriéndose al látigo con el que día a día lo habían torturado –Así que... ¿A qué se debe tan espectacular visita? –terminó preguntando mirando a Derian.

–La jefa dijo que iba a ser difícil romperlo –dijo uno de los hombres, el más moreno de todos –Pero nunca creí que habiendo pasado ya tres días con la cantidad de latigazos que tiene seguiría tan gracioso como siempre –terminó acercándose a él y encestando un golpe en su estómago, lo que hizo que Des se quejara y las cadenas que lo mantenían con los brazos en algo chocaran entre ellas como solían hacerlo cada vez que lo golpeaban.

Des agachó la cabeza con el golpe, pero la levantó a los pocos segundos y le sonrió al hombre que lo había golpeado y que no se había movido de su lado.

–Necesitaras más que simplemente golpearme para acabarme –le dijo mientras se erguía y llevaba su mirada a Derian –¿No lo crees?

Derian descruzó los brazos y bufó cansado.

–Sáquenlo de una vez que hay que llevarlo a las duchas y limpiar todo esta inmundicia –ordenó y los hombres acataron la orden rápidamente, sacándolo de las cadenas que lo mantenían imposibilitado a moverse y lo dejaron con las esposas, cayendo al suelo.

Dos de los hombres lo tomaron de los brazos y lo condujeron fuera, seguido por Derian por lo que podía ver de reojo, hasta que llegaron a un lugar con varias duchas y bancos de madera en el medio como si de un vestuario se tratara.

–Vayan a ayudar a su compañero yo me encargaré ahora –les dijo y los dos hombres se miraron entre ellos, para luego mirar a Des y por último a su jefe.

Sabían que no podía negarse a tal orden, así que sin más se fueron, soltándolo y haciendo que cayera al suelo pues sus piernas parecían imposibilitadas a mantenerlo en pie.

Escuchó la puerta de metal cerrarse a unos cuantos metros de ellos y supo que estaba solo con Derian. Con la respiración algo agitada y cansado ya, levantó la mirada, encontrándose con los ojos verde esmeralda de Derian.

–¿Estas bien? –le preguntó desde su altura.

Una risa seca y agotada se escapó de los labios de Des, quien quitó la mirada sobre él.

–¿En serio lo preguntas?

Lo escuchó suspirar.

–¿Quieres que te ayude a asearte?

–¿Para qué? –le preguntó sin mirarle –¿Para divertirte al igual que lo hicieron esos dos anoche? –le preguntó levantando la mirada, contemplándolo furioso.

Derian pareció sorprendido.

–¿Qué pasó anoche?

Des rio, pero no quitó la mirada de él.

–No me creas idiota Derian.

–No te creo idiota Desmond, ¿qué mierda pasó anoche? –preguntó y se agachó a su altura.

Animals [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora