The Last Year || THM I

Cap. 1

Tras el penúltimo curso de instituto, una tragedia ocurrió en el pueblo. April Jones, la chica más popular y quizás la más odiada de la escuela desapareció de un día para otro, sin dejar rastro, como una bomba de humo. Desde ese momento la policía y el sheriff de Stoney Valley comenzó una búsqueda con recursos ilimitados, ya que los padres de April eran grandes empresarios. De aquella investigación, el pueblo entero descubrió los 3 secretos de April.

El primero fue que era drogadicta, y no de solo fumar porros como hacen Dave y Matt, sino que consumía cocaína y también la pasaba. Debido a que el primer secreto fue revelado se hizo una gran redada en el pueblo. Los policías pensaron que quizás algún drogadicto amigo suyo o cliente la hubiese secuestrado o a saber el que. Pero jamás se encontraron pruebas de ello o algo que apoyase la teoría.

El segundo secreto fue que el novio de April, no era tan su novio. Resultaba que había chantajeado a Brad Hutson, el capitán del equipo de baloncesto para que fuese su novio falso. Esto se descubrió cuando la policía tuvo la sospecha de que quizás Brad, en un ataque de ira o de novio celoso le había hecho algo a April, pero todo fue desmentido cuando el chico entre lágrimas confesó que él en realidad salía con el Matt y que lo de April era una simple fachada para que nadie se enterase de que era homosexual.

A raíz de los acontecimientos y ya sin ideas, el sheriff acusó a las amigas de April. Las Ashley's como las llamábamos mis amigos y yo también confesaron que ellas en realidad no eran amigas de ella, sino que los padres de April las pagaban para que su hija tuviese amigos.

Triste pero cierto.

En este punto, sin tema de drogas, novios celosos y amigas envidiosas, la policía se quedó sin ideas, sin pistas que seguir y April no aparecía. Hasta que 3 semanas después, en una cuneta a las afueras del pueblo, apareció el cadáver de una chica rubia que sin ninguna duda era ella.

La noticia fue horrible y dura para todos. Si, nos caía mal, pero eso no quitaba que casi todos habíamos crecido con ella e íbamos juntos al instituto. De aquí en adelante, las semanas pasaron rápido, casi a un ritmo vertiginoso.

Hoy era primer día de clase de mi último año, y como de costumbre el despertador, esa máquina del infierno, sonó con fuerza y me retorcí entre las sábanas, a la vez intentaba apagarlo dándole golpes contra la mesilla.

Mi madre entró dando un gran golpe con la puerta, haciendo que todo temblase y varias cosas de la cómoda se cayesen al suelo.

– ¡Alexis, arriba! –ella se acercó enfurecida a mi cama–. Te llevo llamando veinte minutos –hice como que no la escuchaba y me envolví más en las sábanas.

Ella, al ver mi respuesta, agarró el edredón y la manta y acto seguido tiró absolutamente todo al suelo. Yo quedé indefensa, con solo un pijama de piñas y un colchón blanco al que todo mi cuerpo se aferraba.

– No te vuelvo a llamar para que te levantes.

Dicho eso, mi madre salió por la puerta dando de nuevo otro portazo. Demasiado ruido para ser solo las siete y media de la mañana.

¿Por qué a mí?

13 de septiembre, hoy hacía tres meses que April había muerto.

Me levanté de la cama con muy pocas ganas y me metí en la ducha. Mientras me enjabonaba completamente, pensé en este año.

Mi último año de instituto, sonaba raro decirlo y más cuando tantas cosas habían pasado en los últimos meses. A finales de agosto, una familia se mudó al final de mi calle. La vieja casa de la esquina (que los niños del pueblo aseguraban que estaba encantada) había sido comprada por una familia inglesa que venía del mismísimo Londres. Mi madre, y bueno, el pueblo entero tuvo muchísima curiosidad de saber quienes eran los nuevos vecinos.