capítulo 15

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- ¿Quién es Thomas?- preguntó Christian mientras conducía por la carretera.

- Ya te dije que no es de tu incumbencia- le volví a repetir mientras miraba por la ventana, comenzaban a caer pequeñas gotas y el cielo se empezaba a nublar, advertencia de que pronto llovería.

- vamos sirvienta, es una órden- me dijo mirándome por unos segundos y luego volviendo su vista a la carretera.

- primero que nada; no estoy en el trabajo, segundo...- dije enumerando con mis dedos- si estuviera trabajando aún así no te contaría mi vida privada, tercero; no es de gran importancia, cuarto; no le diré nada de mi vida a un idiota, quinto...-

-okey- dijo Christian levantando su mano derecha- no me llames idiota, ya te dije que me respetes y me digas principito...-

- de príncipe no tienes nada- le dije mientras apoyaba mi cabeza en el cristal de la ventana- y "principito" te hace sonar como un niño inocente, lo cual NO eres-

- sirvienta ...-comenzó a decir Christian mientras doblaba una curva- te voy a enseñar a respetarme...-

Otra vez lo mismo.

Suspiré de cansancio y descansé mi cuerpo totalmente en el asiento, como si el mundo me cayera encima y yo solo fuera un costal de tierra, muy culpable me sentía además.

No puedo creer aún lo que Marcos me dijo, no parecía para nada una broma, además él nunca hace este tipo de bromas, un sujeto como Christian si las haría.

Me acuerdo como conocí a Marcos, fue en la escuela, hace como siete años atrás, él iba en mi curso, pero nunca habíamos hablado, hasta que el profesor de educación física nos llevó a una enorme cancha, y nos ordenó saltar unas escaleras de piedra, y eran muy altas, me llegaban a la cintura, obviamente no las podría saltar, pero el profesor no fue comprensivo y de todas formas nos ordenó hacerlo. Yo lo logré, no sé como, pero tomando un poco de vuelo lo hice, pero no fue lo mismo para Marcos, quién no alcanzó a llegar y tropezó con la punta, cayendo al otro lado de la escalera. Todos se quedaron viendo y riendo como él sufría de dolor, pero yo corriendo lo fuí a ver.

"-¿Estás bien?-" le había preguntado cuando llegué a él.

"-solo... me duele ... un poco-" contestó con su voz chillona y con el rostro llenó de lágrimas, mientras la sangre de su rodilla brotara, como si no fuese a parar.

"-no te hagas el valiente-" recuerdo haberle dicho "- te duele mucho-"

"-si... pero si lloro se reirán de mí...-" dijo con ojos lagrimosos

"- ¿Porqué se irían a reír cuando alguien llora?"-

"- es que ...si los hombres lloran nos dicen mariquitas... y yo no quiero-" decía entre sollozos, ya que no aguantaba el dolor.

Lo que dijo fué algo completamente estúpido por eso le dije "- escuchame-" me había arrodillado para quedar cara a cara con él "- tú eres un ser humano, llorar es normal para alguien que esta vivo, hasta los animales lloran!. Los hombres también pueden llorar!!... y sabes qué? Es lindo cuando un hombre llora, porque demuestra que sí tiene sentimientos-"

Había escuchado atentamente mis palabras y luego de eso rompió en llanto. Fue cuando el profesor se acercó y lo llevaron al hospital, allí le habían puesto puntos, había sido una profunda herida.

Ahora la cicatriz no se le nota mucho, pero me dijo que quería que se quedara así, como un recuerdo.

Marcos sí es un buen hombre, sin duda, y yo debí notarlo antes...

- ¿Vanessa?- me preguntó Christian haciendome sobresaltar - ¿Que te pasa?-

Que novedad, me está realmente preguntando que me pasa, o tal vez no le interesa y lo hace por cortesía, aunque conmigo no es nada cortez, así que no sé el motivo.

-nada- dije colocándome erguida en el asiento- nada-

De pronto Christian comenzó a bajar la velocidad hasta que el auto se detuvo por completo.

-llegamos- dijo colocando el freno de mano.

Yo me saqué el cinturón de seguridad y me bajé del auto, caminando hacia la acera.

- ¿Un circo?- pregunté mirando las enormes carpas de colores llamativos, con luces que se reflejaban en el cielo y viajaban de un lado a otro, escuchándose la música muy pintoresca y divertida.

- ya que nunca habías ido a uno...- dijo Christian mientras ponía la alarma en su auto y se acercaba a la acera junto a mi.

- ¿Cómo lo sabes?-

- antes de encontrarte besando al tarado de la tienda hablé con tú hermana- me dijo mientras se acomodaba la corbata.

- ¿Qué?- Debí suponerlo, mamá no tiene confianza en los políticos como para decir información mía al hijo del presidente ,Anna es siempre la que habla a mis espaldas. Estaba enojada, no sé si porque llamó tarado a Marcos, o porque nos vió besándonos, o porque Anna le dió información sobre mí a un idiota alienígena arrogante.

- me dijo un par de cosas de tí...-

- ¿un par? Anna es como un loro, después se que habla no la vuelves a callar!- no puede ser, le dijo muchas cosas sobre mí seguro, cuando llegue a casa hablaré con ella seriamente, no puede hablar de mí con extraños... ni mucho menos con este sujeto.

- me dijo que nunca habías ido al circo, porque no tenían dinero para hacerlo- dijo él mientras me miraba fijamente, pero no lo hacía con pena o con lástima, tenía esa sonrisa burlona de siempre pero con una pizca de alegría verdadadera.

- ajá...- no sabía que decir, siempre sus miradas fijas y profundas me dejaban en blanco.

- así que...- dijo acercándose a mi oído- esta será tu primera vez conmigo- me susurró , y dándome la espalda camino hacia la entrada- tu primera vez en el circo, claro- dijo mientras caminaba burlándose y riéndose de mí, yo lo seguí de mala gana.

- sí sé que te referías al circo idiota!- le dije enfadada... Hay veces en que creo que es buena persona, y creo poder darle una oportunidad, pero luego lo arruina haciéndome.recordar el tipo de persona que en realidad.

- entonces no te sonrojes tanto mi sirvienta- me dijo mirándome de reojo una vez que yo caminaba a su lado.

- no estoy sonrojada- dije totalmente enojada, sentía el rostro caliente, tal vez si estaba sonrojada, pero no era de mucha importancia, solo era porque estaba enojada... - y no me llames así-

El solo me ignoró y entró, y yo también lo hice. Adentro estaba oscuro, habían débiles luces azules y rojas alumbrando, y se podía escuchar Animals de Martin Garrix de fondo, y en el aire se percibía un olor a palomitas de maíz.

Al entrar habían varios puestos donde vendían palomitas, algodón de azúcar, frutas bañadas en caramelo y chocolate, bebidas, y muchas otras cosas deliciosas.

Christian se acercó a uno de esos puestos y yo lo seguí, mientras él compraba yo me quedé detrás de él, mirando un par de payasos que sostenían globos en forma de animales, nunca había visto payasos de cerca la verdad, y tenía una leve tentación de acercarme a ellos a tocarles aquella redonda y roja nariz, aunque suena algo infantil...

- toma- me dijo Christian girándome hacia mí, me estaba ofreciendo algodón de azúcar, algo que nunca antes había probado, siempre me preguntaba como sabe. Yo lo recibí y tomando un pedazo lo consumí, sentí como se deshacía en mi boca y su dulce sabor, era delicioso.
- ¿Cómo se dice?- me preguntó Christian con su arrogancia brotando por todos lados.

Con un poco de recelo le agradecí mientras más comía algodón de azúcar.

- nunca antes lo habías probado- murmuró Christian- sabía que te gustaría-

- ¿Hay algo más que sepas de mí?- le pregunté levantando una ceja. Me incomodaba el hecho de que él supiera demasiado, además yo no se casi nade de él, lo cual es una terrible desventaja.

- un par de cosas...- dijo mientras mascaba una manzana bañada en caramelo que había comprado junto con el algodón de azúcar.- vamos la función ya está por empezar- me dijo mirándo su reloj. Él se dirigió hacia los asientos y yo lo seguí, adentrándonos en la carpa nos sentamos para disfrutar del espectáculo y para escaparme unos minutos de la realidad.

El Principito Y La SirvientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora