capítulo 9. Por qué me molestas tanto?!

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Volvímos a la mansión del presidente y Christian subió las escaleras yo y Fisher detrás suya, el entró a su habitación sin decir nada.

Yo miré a Fisher y le pregunté :- Qué dije para que se pusiera así?-

Fisher suspiró - creo que...- empezó a decir él - te diré la verdad cuando seas de confianza para el presidente-

-la verdad?- pregunté desconsertada- que verdad?-

-no más preguntas- me dijo Fisher tomando el pomo de la puerta de su habitación- buenas noches- y entró.

Yo me quedé en el pasillo, con la duda, a que verdad se refería?

Entré a mi habitación y no dejaba de darme vueltas cual sería aquella verdad... de qué habla? Que es lo que tengo que saber?

~~~

La alarma sonó a las 7:30 a.m alargé el brazo para apagarla y me estiré sobre la cama. Me levanté y mi uniforme que dejé en la noche ya no estaba allí, había uno doblado en la silla al lado de mi cama, recién lavado.

Me coloqué el uniforme, que, aún así la falda me quedaba un poco corta.

En toda la noche la caja de metal no había sonado, lo cual es un alivio, así pude dormir bien y sin interrupciones toda la noche.

Bajé al comedor y Fisher estaba con su cuaderno en mano, viendo a los cocineros llegar.

- hola Vanessa!- me dijo Andrea cuando entró.

-shh- me coloqué el dedo índice en los labios - el presidente y su hijo siguen dormidos-

-lo siento- dijo ella tapando sus labios con las manos

- hola Vanessa- me dijo también Matt chocando las cinco conmigo.

- dónde está James?- pregunté.

- no lo sé, debe estar por venir- me respondió Matt.

-creí que los tres se venían juntos- dije

- no, James vive lejos de nosotros- respondió Andrea.

- ustedes viven juntos?- pregunté.

-no!- dijo Andrea

-si- dijo Matt

Ella lo miró a él - no- se corrigió Matt- en realidad somos vecinos-

- ah entiendo- me limité a decir.

Pude ver por un segundo antes de que Andrea se diera vuelta que estaba sonrojada, tal vez era mi imaginación.

- bueno, a trabajar!- dijo Fisher golpeando sus palmas.- Vanessa tú prepara la mesa- me ordenó

- sí- asentí y me puse en marcha, el mantel, los individuales, los utencilios y las copas los dejé en su lugar sobre la mesa, dejándola lista para el desayuno.

Mientras. los chicos entraban a los camarines y se cambiaban a sus trajes de cocina.

Y Fisher se dirigió a las escaleras - vuelvo en unos minutos - me dijo y yo solo asentí.

Estaba acomodando las sillas cuando de pronto siento un golpe, levanté la vista, la silla ya estaba fuera de su lugar y al lado de la silla, con el celular en mano, estaba Christian.

- ordena bien las sillas- me dijo.

- estaban ordenadas- dije enfadada acercándome para ordenar la silla que él había movido- tu la desordenaste-

Christian me ignoró y se sentó en una de las sillas teclando en su celular.

- que vas a desayunar?- pregunté de mala gana.

- oh ... solo dame agua del Altiplano- me respondió sin apartar su vista del celular

- ya deja de bromear y dime que quieres-

- oye, trátame con respeto, sumisa-

- sumisa tu abuela- le dije . ¿ Quién es para decirme que le respete cuando el no se lo merece? Me saca de quisio.

- Christian- dijo una voz ronca detrás mío, me giré y ví el rostro del presidentr con su barba de unas semanas- que es lo que hablamos?-

- si si- fué lo que dijo Christian.

Cuándo el presidente y Christian terminaron de almorzar cada uno se fué a su habitación mientras yo recogía la mesa y llevaba los platos a la cocina donde James los lavaba.

- dónde esta Fisher?- pregunté sentandome en una de las pequeñas sillas que en la cocina había

- no lo sé- me respondió Andrea- volverá, tiene que desayunar- dijo mientras colocaba unas tazas de café sobre la mesa de la cocina.

- comerás pan con mantequilla o con mermelada?- me preguntó Matt.

- mantequilla- respondí

- buena elección- dijo Matt guiñandome el ojo.

- no se porqué no te gusta la mermelada, Matt- le dijo Andrea mientras vertía agua en las cinco tazas.

- a mi me gusta más lo salado- respondió Matt.

De pronto llega Fisher y por fin nos dispusimos a desayunar los cinco allí en la cocina.

Cuando ya había terminado subí a las habitaciones para recoger la ropa sucia, primero fuí a la del presidente, pero él no estaba, aún así allí estaba el cesto de su ropa sucia lleno, y lo llevé al baño. Luego volví para buscar la ropa sucia de Fisher y la llevé al baño, estaba igual de llena. Y por último la ropa sucia de Christian.

Entré a la habitación y el estaba sobre su cama leyendo un libro.

- no te enseñaron a tocar antes de entrar?- dijo pero yo lo ignoré. Busqué con la mirada el cesto de ropa sucia, pero solo ví un cerro de ropa asquerosamente sucia, pues claro, debajo de ella estaba el cesto.

Heché la ropa en él e incluso no pude meter más en el cesto ya que era mucha.

- no me ignores- me dijo Christian.

Yo tomé el cesto y me acerqué a la puerta para abrirla y salir lo más pronto de ahí.

Pero él me detuvo, me agarró fuertemente del brazo y se acercó a mi rostro - eres muy rebelde- me dijo mirándome engreídamente a los ojos.

Esa mirada me repugnaba, lo cual me dí media vuelta para abrir la puerta pero Christian se colocó detrás mía con las manos apoyadas en la puerta, de modo que no la podía abrir.

Agachó su rostro y sentí su respiración en mi cuello, una rara sensación... que no debería sentir! Y tengo que salir ya!

- no te irás, hasta que te arrodilles y digas que soy el mejor- dijo.

- que petición tan estúpida- dije mirando hacia el suelo, con el rostro ardiendo y sus labios rozando mi cuello. Me llegué a estremecer.

- eres una chica estúpida- me susurró, su aliento olía a menta.

-porqué me molestas tanto?- pregunté sin dejar de clavar la mirada en el suelo.

-porqué me atraes tanto?-

Esta vez me giré rápidamente y dejé el cesto en el suelo para empujarlo lejos de mí con las dos manos, así tomé nuevamente el cesto y salí rápido de la habitación.

¿que había sido eso?
Había dicho que yo le atraía?
Imposible, tal vez lo dijo solo para molestarme...
Es mejor olvidar lo que pasó.
Es un idiota, engreído, imbécil. ¿En qué momento acepté este trabajo?
Ah, claro, el día que me dí cuenta de que mi familia necesitaba dinero, ya que mamá no podía sustentarnos sola.

El Principito Y La SirvientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora