Todo decorado en Hogwarts, las lindas luces, los árboles con diferentes colores y todo los ricos bocadillos de aquella época.
La Navidad había llegado, y Max tenía que despedirse de su colegio para irse con su padre a CokeWorth. Las cosas con Snape estaban muy serias, parecía que ya el sabía lo de su hijo. Aquella voz que lo atormentaba, aquella voz que no quería ver de frente.
Max se había despedido de sus amigos, luego había ido donde Dumbledore. Ahora tendría que tomar una nueva clase en su segundo semestre, una privada con su padre. Él lo ayudaría a no escuchar voces, y más cuando se enteró que a Harry Potter le ocurría lo mismo. Además a controlar aquellos hechizos muy extraños, que él no sabía hacer...
Las calles de CokeWorth estaban muy tristes, no había mucha decoración y pocas eran las viviendas que tendrían unas buenas Navidades.
Max tomó sus pertenencias y las puso en su cuarto. Suspiró sin saber que iba a hacer en esas vacaciones allí aburrido, en un lugar donde las personas eran muy frías y vacías...
La tristeza lo recorrió por completo y se recordó de una persona que quería visitar. Tímidamente se dirigió a donde su padre que no habían tenido mucha conversación desde aquel día en el incidente.
—Pa-Papá—comentó tembloroso—¿Puedo ir a visitar a alguien en el hospital?—Preguntó, esperando una respuesta.
Su padre solo seguía leyendo un libro de pociones—¿A quién?
Max lo pensó por un tiempo y mintió,—Un compañero de Slytherin, su padre tuvo un accidente y me gustaría acompañarlo en las navidades...
Snape lo observó seriamente y luego le contestó,—Ve con cuidado y tienes cuatro horas para volver.
Max sintió un alivio y rápido busco unas cosas que había comprado en Hogsmeade. Se las iba a regalar a los chicos, pero luego tendría la oportunidad de comprarles otros regalos.
...
Luego de guardar los presentes en su mochila mágica, se encontraba en San Mungo... Había caminado para uno de los pasillos que había estado anteriormente y toco una de las puertas que lo llevaba a una gran habitación.
Al abrir, una sanadora había sonreído.
—¿Cómo estás, cariño?—Max la conocía, ya había hablado con ella, aquella vez...
—Muy bien. Feliz Navidad—le dijo mientras le daba unos dulces mágicos.
Sus ojos brillaron y le agradecía al joven con un gran abrazo. Así lo acompañó a donde la persona que más deseaba ver.
Y así fue, allí estaba el adulto apuesto que seguía sin muchos recuerdos. Solo en una silla, mientras que los demás pacientes recibían las visitas de sus familias. Gilderoy Lockhart, se encontraba dibujando y haciendo sus autógrafos mientras que Max vio como una lágrima caía de su mejilla.
—Toc Toc—dijo Max disimulando tocar una puerta—Lockhart se volteó y sus ojos azules dieron un brillo de luz. Sentía una gran felicidad...,—Feliz Navidad, amigo.
Max fue donde él y le entregó los regalos. Luego Lockhart le dio un fuerte abrazo, la sanadora que miraba de reojo, lloraba de la felicidad.
Max limpió aquella lágrima que le bajaba a su amigo.
—Que bondadoso y justo es Max—decía en susurros hacia ella misma.
—Ahora abrimos los regalos juntos—Lockhart afirmó.
Max estuvo todo el día hablando con Lockhart, estaba muy emocionado. Pues Max le había traído caramelos, libros, y lo más importante para Lockhart unas plumas y tintas más una cámara instantánea.
Lockhart se tiraba varias selfies para luego firmarlas y entregárselas a Max. Además se tiraron varías fotos para tenerlas de recuerdos.
Gilderoy ya se sentía cansado, mientras le traían su almuerzo, Max lo dejaba tranquilo y decidió salir a tomar un poco de aire.
—¿Te vas?—dijo Lockhart triste con sus ojos casi en llantos.
—No, tomaré un poco de aire fresco, vuelvo en seguida—sonrío.
Max caminaba apenado mirando a los pacientes que tenían que permanecer aquí en unos días como estos. Además se sentía agradecido por esos Sanadores que cuidaban de ellos y sacrificaban sus días para ayudar a otros.
Luego de respirar un poco, volvió a aquella aula. Gilderoy estaba dibujando algo.
Max solo lo observaba como si estuviera cuidando a un bebé. El adulto Rubio se volteó y con una encantadora sonrisa le entregó un dibujo.
El chico lo observó y habían dos personas un rubio alto y un chico más bajo de pelo negro. Abajo decía Gilderoy y Max, amigos por siempre.Max le sonrió y le agradeció el dibujo. Que sería uno de sus mejores regalos y recuerdos...
—Gracias por estar conmigo todo el día—le dijo.
—La pase muy bien contigo—sonrío—Otro día te vendré a visitar, ahora descansa.— Max le dio un beso en la frente y Lockhart se durmió.
Era un pobre hombre convertido en un pequeño niño sin padres y un hogar. Le recordaba a él, tuvo que vivir en orfanatos y luego en la calle solo, sin nada ni nadie con quien hablar y compartir. Esa era una de las razones de por qué hacía aquellas cosas, esos grandes gestos. No quería desearle nada de eso a nadie...
Max estaba a punto de salir. Cerró las cortinas para que la poca luz no le molestara a Lockhart y luego lo miró. Cuando estaba a punto de salir, había caído al suelo...
"Eso era lo que querías, ayudar a los demás... Bueno, yo te ayudaré, si tú me ayudas a mi"...
Max se revolcaba por el piso... Sentía un dolor, quería gritar, pero no controlaba muy bien la voz...
"Di las siguientes palabras"...
Max hipnotizado por la voz, sacó su varita y apuntó a Gilderoy. Con ella, se hizo un rasguño en su brazo que lo hizo sangrar.. Trataba de gritar por el dolor, pero sentía que estaba adentro de su cuerpo y lo de afuera no era él. Algo estaba controlando sus músculos, algo estaba controlando sus acciones.
No quería hacer ese trato con la voz, pero la voz ganó, un hechizos le había dado a Gilderoy aquel día antes de Navidad...
ESTÁS LEYENDO
El hijo perdido de Severus Snape
FanfictionHarry Potter, el niño que vivió, vuelve a Hogwarts a cursar su quinto año. Luego de aquella tragedia, y de que comentaran del regreso del señor tenebroso, el profeta habla de la mentira de él y Dumbledore. ¿Pero será cierto? Por otro lado un chico...