Epílogo

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—Hijo, ven conmigo—Snape comentó mientras se volteaba caminando hacia el castillo.

Max lo siguió, estaban parece que en el bosque prohibido. Era una noche fría y se podían notar miles de estrellas presentes.

Snape había entrado al castillo y dejó la puerta abierta para que su amado hijo entrará.

Max lo observaba cambiado, diferente.

Ya habían llegado al aula de pociones, y Snape se sentó al frente de él.

Respiró profundamente y lo miró a los ojos,—Lamento tanto abandonarte desde un principio, te di en adopción porque sabía que estabas en peligro—pausó—Pero fui cobarde, te fallé a ti, a tu madre y a todos.

Una fila de lágrimas se derramaban por la mejilla del chico,—Hicimos lo que pudimos, que lastima que el destino jugó así con nosotros—lo miró triste a los ojos—Te agradezco el tiempo que estuviste conmigo, aprendí muchas cosas, como dar la vida por quien uno ama, como luchar por lo que creemos, y cómo salir de una profecía que no te pertenecía... Gracias.

Un ruido se escuchó. Max se volteó a ver qué era. No había nada, se giró donde su padre y ya no estaba.

Solo escuchó una voz,—Se me acabó el tiempo, se fuerte y recuerda que todos nosotros estaremos siempre ahí para ti, en tu corazón—se escuchó a lo lejos.

Max despertó, estaba en aquel cuarto verde y plateado de Slytherin. No había nadie, Max era el último. Miró el reloj que había al lado en una pequeña mesita y observó la hora. Era tarde, dio un brinco de desesperación, luego recordó que no tenía a donde ir en el último día de Hogwarts.

Recogió sus pocas pertenencias y subió a el gran comedor, allí tomo un poco de comida, luego con uno de los hechizos que había aprendido. Hizo un pequeño bulto con espacio extendido. Disimuladamente, tomó varios postres y comida y la guardó ahí. Listo para sobrevivir otro año solo en CokeWorth.

Tomó el diario del profeta y observó las noticias. Seguían hablando de la derrota de Voldemort, donde también salía él, de un mago Gilderoy Lockhart que le había agradecido a Max que lo había salvado. Estaba involucrado en tantas cosas...

Max luego de aquello, se dirigió a la salida. Observó a Hogwarts desde afuera y se despidió de él, con algunas lágrimas de tantos recuerdos encontrados.

Siguió el camino hacia Hogsmeade para la parada del tren de Hogwarts.

Alguien lo detuvo,—Max, espera—.Ron se encontraba corriendo como loco hacia él. Max se volteó—Le envié una carta a mamá, hacen días, me dijo que podías quedarte con nosotros los días que quisieras en el verano. No tenemos mucho, pero de seguro que la pasaras muy bien.

Max sonrió, —Muchas gracias, tal vez pasa algunos días por allí, pero por ahora no. Tengo que hacer algo antes. Gracias a ti y a tu mamá.

Este afirmó,—Como quieras, pero serás bienvenido siempre—le dijo mientras alcanzaba a Harry y Hermione que estaban más al frente.

El chico deseaba estar solo, así que tomó un pequeño lugar que había en el tren, evitando a todos los que estuvieran abordando.

El tiempo pasó, y ya habían llegado a su destino.

Todos estaban en la parada 9 3/4.

—Puedes contar con todos nosotros—comentó Harry, mientras se despedía. Y escuchaba los ruidos de los Dursley mientras peleaban ya con él.

—Conmigo igual, podemos compartir tantas cosas, incluyendo hacer cosas muggles también.—agregó Hermione y se despidió con un beso en la mejilla.

—Igual, recuerda lo que te dije—Ron le chocó los cincos y se marchó junto a Hermione.

Max suspiró, se sentía incompleto. Se sentía vacío.

Una nueva y triste vida iba a comenzar.

—Incompleto—susurró.

—Yo te completaré—Max se giró, conocía esa voz. Allí estaba el chico que había conocido y que tanto se habían odiado. Allí estaba el chico que iba a tener una vida cruel y dolorosa. Ahí estaba Draco junto a él.

—Dra-Draco—se extrañó Max. Y este siguió hablando,—Me salvaste la vida a mi, y te prometí que te iba a cuidar el resto de mi vida. Pase lo que pase.

Sus corazones latían muy rápidos, todo pasó demasiado de rápido.

—Te quiero, Max. No me importa lo que pase de ahora en adelante.

—Yo a ti, Draco.

Ambos chicos olvidaron su alrededor. Max y Draco unieron sus labios y un extraño viento apareció. Ambos sintieron unas cosquillas en sus estómagos. Sintieron que fue un beso eterno.

Al separarse,  sonrieron y se dieron un abrazo.

—Mis padres dejaron que vivieras conmigo, me salvaste y nos salvaste a todos—le susurró mientras seguían abrazados.

—Gracias, per....

—Pero nada, no te dejaré ir. Te quiero y mucho.

Max solo aceptó, una nueva vida iban a recorrer juntos. Dos chicos lastimados obligados a algo, el mal. Pero el amor que tenían les dio una oportunidad para el bien. Se iban a cuidar y no se iban a dejar que le pasara nada al otro.

Max se fue con Draco para así vivir en la mansión Malfoy.

Max miró al cielo y vio a sus padres sonriéndole.

—Gracias, los tendré después de todo este tiempo en mis corazones... Siempre.

Fin

El hijo perdido de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora