Un extraño olor lo hizo reaccionar, estaba un poco mareado. Aún juraba escuchar aquella voz que ya conocía. Aún veía a todos aquellos mortifagos a su alrededor riéndose de él.
Miró a su alrededor y vio varios chicos de Slytherin que estaban sentados a su lado, esperando una señal de vida.
Max pudo aclarar la vista y no entendía como todo esto había ocurrido. ¿Cómo había llegado a su sala común?
—Despertaste—grito Draco mientras le daba un abrazo. Todos lo miraron,—¡Qué! También los chicos podemos darnos abrazos.
"Esos son tus amigos, ahí puedes observar nuestro próximo mortifago".
Max no entendía cómo había llegado de nuevo a Hogwarts, o más bien quién lo había traído.. Sentía un miedo inmenso, se refería Voldemort a Draco.
Un recuerdo se le vino a la mente, aquel día de verano que escucho la conversación en la casa de los Malfoy. Por algo Draco estaba triste, estaba destinado a hacer el mal, al igual que él.
Snape había llegado corriendo a la sala común, le dio un fuerte abrazo a su hijo y se olvido de todo lo que estaba ocurriendo. Max le correspondió el abrazo, necesitaba uno así hace tiempo y más cuando todos se enteraran de lo que lo habían convertido.
—¿Dónde estabas?—le dijo su padre preocupado,—Fui para el hospital y me dijeron que habías hecho un milagro, recuperaste a Lockhart.
Todos los chicos lo miraron asombrados, mientras comentaban lo farsante que había sido aquel sujeto..
Una sonrisa salió de la boca de Max, al saber que había ayudado a aquel pobre hombre solitario. Pero luego cambió la cara al recordar que no había sido él...
"Miente, no le digas la verdad". Max quería decir y hacer lo correcto. Pero aquella marca no lo dejaba, sentía un ardor en su brazo derecho insoportable.
Tenía que disimular, si no, se darían cuenta.
Sintió como una lágrima bajaba de su cara y no dejo que nadie lo notara.
—No recuerdo muy bien, solo sé que me había caído por un lugar mágico y luego amanezco aquí— trago hondo. Rezaba el padre nuestro en su mente, todo lo que le habían enseñado en el mundo muggle, esperando que no se dieran cuenta.
—Es extraño, pero todo puede ocurrir—respondió Severus y se marchó en busca de una rica comida para su hijo.
Max seguía preocupado, sentía que una fuerza lo estaba consumiendo y que pronto no sería más Max, sino, que sería el mismísimo Voldemort en otro cuerpo.
—Max, los chicos me entregaron esta carta para ti—le dijo Draco mientras se la entregaba, viendo que no hubiera otro estudiante de Slytherin viéndolo. Era un sobre rojo y dorado con el emblema de Gryffindor.
Max la abrió y la leyó lentamente analizándola completa.
Querido Max,
Espero que ya te encuentres mejor, te queríamos decir que dentro de dos días estaremos en una misión. Creemos que tienes el potencial para ir con nosotros, eso sí, si deseas. Harry no se está sintiendo bien y tiene unas extrañas pesadillas. Iremos al lugar de ellas.
Si deseas ir con nosotros serás bienvenido, solo piénsalo.
Un abrazo,
Atentamente Hermione.
Max no quería ir, sabía que iba a ser muy peligroso. Y más si Harry estaba cerca de él, rompió la carta y Draco se sorprendió.
—¿Qué te escribieron los estupidos de Gryffindor—comentó furioso—si te quieren hacer daño se la verán conmigo.
—No, no es eso. Es algo difícil de explicar,—respiro y aguanto un poco más el dolor—Solo deseo descansar.
Draco afirmó y se despidió. Minutos después vino Severus con la rica comida. Se sentó al lado de la cama y vio al chico dormir.
Max dormía como un ángel por fuera, pero por dentro estaba batallando con esos demonios que no lo dejaban salir. Esa maldición era muy poderosa. Muy difícil de destruir... La profecía estaba destinada a ser cierta.
El chico se empezaba a mover en la cama y comenzó a gritar, Snape que estaba a su lado, dio un brinco de desesperación.
Con un movimiento de varita, derramó un chorro de agua fría en la cara de Max, el joven brinco y reaccionó de inmediato.
Su corazón latía a mil y su respiración era pesada.
Snape no sabía qué hacer, solo le dio otro fuerte abrazo, lágrimas salían de él. Quería protegerlo, pero todo se había salido de sus manos.
No tenía la mayor culpa, o bueno, la tenía toda. Como pudo permitir aquello, no lo sabía. Fue un cobarde, tenía que ir a hablar con Lord Voldemort.
Dejó de abrazar a su hijo y se dirigió hacia afuera.
Max trató de comer lo que había, había perdido el apetito, pero tenía que comer. No podía morir de hambre.
Salió de la sala común hasta que salió de la mazmorra. Fue a tomar aire libre y se dirigió hacia la lechuzería, en busca de Apolo.
Su lechuza lo miraba triste, Max se acercó a ella y con unas sobras de la comida que había dejado, se la entregó a su quería ave. Luego la acaricio y la dejo descansar.
Sentía que le quedaban poco días de vida.
Entro de nuevo al castillo, y tuvo la suerte de encontrarse con la persona que menos quería ver, Harry Potter.
No podía respirar, la voz volvió.
"Mátalo, no te preocupes.. Yo vendré por ti a salvarte de una vez... Hazlo"...
—¿Estas bien?— preguntó Harry algo extrañado.
Max no quería hacerlo, pero estaba perdiendo el control. Solo alzó su varita y dejo que las palabras salieran.
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El hijo perdido de Severus Snape
FanfictionHarry Potter, el niño que vivió, vuelve a Hogwarts a cursar su quinto año. Luego de aquella tragedia, y de que comentaran del regreso del señor tenebroso, el profeta habla de la mentira de él y Dumbledore. ¿Pero será cierto? Por otro lado un chico...