San Mungo

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—Llévenlo a emergencias, esto no es normal. San Mungo..—se podía escuchar.

Max veía borroso, sentía un dolor muy fuerte en la cabeza, no sabía que le pasaba. No sabía dónde estaba minutos atrás.

Veía un pasillo blanco, y cómo iba flotando en una camilla, ya que estaba muy alto. Trataba de hablar y de abrir los ojos un poco más, pero el dolor no le dejaba.

"Serás mío lo antes posible, ya verás". Max escuchaba en su cabeza, aquel dolor le empezó a dar de nuevo. Gemía de la angustia, escuchaba voces que decían que lo calmara. Había perdido la noción del tiempo y quería saber que estaba ocurriendo.

Solo vio una varita, donde salió una luz muy brillante, hasta que quedó dormido.

...

—No pueden pasar ahora los visitantes.—comentó alguien. Max seguía dormido, gracias al calmante.

—No lo puedo dejar solo, es mi hijo.—Snape le respondió, Max sintió un impulso haciendo que despertara.

Empezaba a ver borroso hasta que la vista aclaró. Vio un gran cuarto, y este tenía una cortina tapando a los pacientes de al lado.

Max no vio que estaba ocurriendo, no recordaba muy bien las cosas, la mente le jugaba. Vio un cartel que decía :

"¡Atención! A los pacientes que hayan perdido la memoria hay que tratarlos con calma. Pueden ser muy peligrosos". 

¿Había perdido la memoria?

—Señor, despídase de su Hi...

—Estudiante.—Severus la interrumpió, la enfermera estaba confundida.

—Pero si usted me dijo que...

—Nada—comentó Snape rápidamente con una voz seca y media nerviosa. Esta solo afirmó.

Max seguía parado allí como si nada, no podía recordar lo que ocurrió en el día, pero se recordaba de todos los días anteriores. Recordaba que entró a una escuela de magos, recordaba que Severus era su padre y recordaba que le había prestado dos sickles y un galeón ,que le habían regalado, a un chico de su casa y no se lo habían devuelto.

—Me alegro que estés bien. Como jefe de la casa Slytherin, tengo que velar por cada miembro. —Snape se acercó al joven y este dio dos pasos hacia atrás. Snape sintió un gran dolor al ver como el joven se alejaba, pero lo disimulo bien, ya estaba acostumbrado al rechazo.

—Estoy bien. Gracias.—Max le dijo fríamente imitando a el sujeto que estaba al frente de él, su "supuesto padre".

—Enfermera, cuídelo. ¿Cuándo podré venir por él?

La enfermera miraba al joven y lo evaluaba por un rato, tomó su varita y observó el cerebro del joven que estaba con un pequeño círculo en una de las partes que lo componían.

Max se tocó su cabeza al ver aquella luz salir, se sorprendió tanto. Como los muggles no se daban cuenta de esto, la medicina, la ciencia estaba muy adelantada aquí.

—Digamos que mañana, el que hizo el ataque y uso el hechizo Obliviate no era muy bueno. No fue nada grave.— la enfermera que tenía como nombre, Ana, sonrío al joven y él hizo lo mismo. Snape no se quedó más, ¿por qué su hijo se llevaba bien con todos menos él? Estaba muy celoso. Ya tenía que decirle que era su padre. No aguantaba más, ya el señor tenebroso había vuelto, ya se tenía que rendir, estaba perdido..

Suspiró como pudo y salió de allí, muy decepcionado.

La puerta se había cerrado y se había quedado Max con la sanadora.

El hijo perdido de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora