Lo quiero Todo

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Lo necesito, todo lo que sea de ti: tu sonrisa, tu felicidad, tus enojos, tus penas, tus emociones. Quiero monopolizarte completamente, necesito tenerte para mí...

Te ves tan a la lejanía, tan lejos de mí y este deseo arrebatador me llena por completo al comprender tu distancia y lo único que puedo atinar es a la indiferencia barata: aquella que esconde dentro de mí los sentimientos más puros que tengo hacia ti.

Pero como tengo sentimientos puros, también están aquellos oscuros que desean que desaparezcas de mi vida para tener el camino libre de agonía y más fácil de caminar: como mi egocentrismo, que desea olvidarte a toda cosa, porque sabe que me haces daño, sabe que me perjudicas, que llego a necesitarte tanto que ni siquiera pienso en lo que me pasa a mí, que sabe que es malo desear tanto de alguien.

Deseo con tanto fervor que me entregues todo, que tengas aquella confianza conmigo de mostrar tu lado crudo, que rompas ese esquema de perfección que yo creé. Tanto ansío que me des todas tus facetas, sin reparo, para que en ello dejes marca en mí, por la simpleza de que te adoro, cual pueblo a su Dios.

La ambición de tenerte es tan fuerte, que ya no me es suficiente lo que ya me entregas. Anhelo ser aquel confidente al que le diste todo, al que con gusto le mostrarías debilidad.

Quiero todo lo que tengas, sin importar si ni tú lo quieres. No me importa el hecho de que luego no se distinga donde empiezas tú y donde termino yo: eso ya no es de importancia de tanto anhelo que te tengo.

El Romanticismo de un Corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora