El Renacimiento De Egipto

Capítulo 5.

Dos meses habían pasado desde aquel día, los esclavos le llevaban agua y comida una vez al día, sólo que ésta vez, un guardia lo liberó. Él no tardó en salir corriendo de ese espantoso agujero, y al subir, vio que su padre lo esperaba allí con una sonrisa cínica en el rostro.

—¿Qué quieres?— Preguntó James con desprecio.

—Primero que todo, debes hablarme con propiedad, segundo, necesito saber qué deseas ¿Ser mortal y acabar con todos nosotros? ¿O ser inmortal y ayudarnos a esclavizar a todo el mundo?— James no podía creer lo que su padre le ofrecía, de seguro algún precio debería pagar para acabar con toda esa locura.

El Rey Ptolomeo XII comenzaba a impacientarse, su hijo estaba tardando demasiado en decidirse, aunque estaba seguro de que querría huir, por lo que ya había preparado todo.

—¿Qué debo hacer para acabar con todo esto?— Escupió las palabras con molestia, pero intentando sonar lo más serio y seguro posible, aunque su miedo fuese muy grande.

—Deberás enfrentarte al Dios más grande de todo Egipto, el único e inigualable Horus, el creador del mundo— De repente, todo se oscureció y un rayo hizo ver a un hombre gigante, de diez metros aproximadamente, vestido como egipcio, tenía cabeza de halcón, llevaba un enorme cetro y estaba repleto de joyas.

—¡Pero eso es imposible!— Gritó James alarmado, viendo como su padre se retiraba riendo cínicamente.

—¿Cómo osas intentar matarnos?— Habló Horus con su gruesa voz, asustando al joven aún más si era posible.

—¡Yo los traje de nuevo aquí y yo los haré desaparecer!— Gritó James a todo pulmón por dos motivos, el primero era intentar sonar seguro y el segundo era para que el gigante hombre pudiese oírlo con esa altura.

—Jamás saldrás vivo de aquí— Le advirtió el Dios dando un paso hacia adelante.

—¡Auxilioooo!— Gritó James comenzando a correr a toda la velocidad que sus piernas le permitían debido a la arena.