Maléfica x Diaval ~Once Upon a Dream

Confesiones de un cuervo enamorado

Aurora ya se había casado con Felipe, el rey Stefan estaba muerto, Maléfica recuperó sus alas, las hadas volvieron a su forma original… todo parecía bastante bien… excepto una cosa…

Diaval siempre había visto a Maléfica como algo más que su "Maestra"… pero ella jamás correspondería sus sentimientos. ¿Cómo iba a enamorarse de un cuervo? Además, seguramente si se lo decía, ella lo convertiría en un gusano… o en un burro… o simplemente se reiría de él.

Tantas veces lo había intentado decir… pero jamás se atrevía a hacerlo ni veía la ocasión.

Un día, Aurora estaba sentada a orillas del bello lago del Páramo, Diaval la estaba mirando.

Y como ella es muy perceptiva, lo notó de inmediato ofreciéndole su radiante sonrisa.

-Hola Diaval- sonrió ella.

-¿Y Felipe?- preguntó correspondiéndole la sonrisa.

-En el castillo- dijo Aurora -Ahora es el rey, tiene muchas obligaciones que cumplir-

-Y tú la reina. ¿No te gusta estar con los humanos?- preguntó el cuervo sentándose a su lado.

-Prefiero este mundo de maravillas- sonrió Aurora.

Diaval sonrió y miró la cristalina agua teñida de la luz de la noche.

-¿Y Maléfica?- preguntó la muchacha.

-Salió a volar. Últimamente solo hace eso… volar…- dijo él, su sonrisa se fue desvaneciendo -Ya ni siquiera me espera para que la acompañe como antes…-

Aurora lo miró con una amplia sonrisa, sorprendida.

-¿Qué?- preguntó él.

-¡NOOO!- dijo incrédula burlándose -¿Cómo no me di cuenta antes?-

-¿De qué estás hablando?- preguntó él, la chica se puso de pie.

-Dime la verdad… ¿Estás enamorado de ella, cierto?- rió Aurora.

-¡Claro que no! ¡¿Por qué crees eso…?! ¡Yo jamás…!-

-Está bien, no tienes que excusarte- dijo Aurora sonriendo, él se puso de pie también -No le diré a nadie-

Diaval resopló.

-¿Tanto tiempo… y no se lo has dicho?- preguntó la rubia intentando ponerse seria.

La idea de que Maléfica y Diaval estuvieran juntos la ponía más que contenta.

-¿Y cómo le voy a decir? Jamás se fijaría en mí- confirmó él, la chica abrió la boca sorprendida.

-¿Ósea que es cierto? ¿Desde cuándo?-

-Supongo que desde siempre- dijo Diaval.

-¡Diaval y Maléfica están sentados… en el árbol de los enamorados!- comenzó a cantar burlándose.

-¡Baja la voz, Aurora!- rió él también -Alguien puede oírte-

-Tranquilo, Diaval…- dijo ella -¿Cuándo vas a decírselo?-.

-Nunca…- dijo el cuervo -Imagínate que me convierta en una larva o en un escarabajo-

Aunque esa no era la verdadera preocupación.

-¡No creo que eso pase…! Es más, creo que harían una excelente pareja… además… ¿Cómo sabrás si no lo intentas?-

Diaval frunció el ceño. Tenía razón.

-Muy bien, hagamos algo…- le propuso la rubia leyendo su expresión -Le preguntaré a ella si siente algo por ti. Fingiré que no sabes nada de lo que hablaré con ella-

-Eres muy dulce… pero no quiero hacerme falsas ilusiones, además, eres la primera persona que lo sabe- dijo Diaval.

-¿Cuánto la amas?- le preguntó Aurora finalmente.

-Más que a mi propia vida- dijo Diaval -Estaría dispuesto a todo por ella. Me salvó de morir a manos de un cazador. Me dio ropa, comida, un hogar, me permitió ser humano… además, creo que la gente no la entiende. Yo sí-

Aurora sonrió.

-Entonces, intentaré averiguar si corresponde tus sentimientos- dijo Aurora.

Ella sabía que sacarle esa clase de información a Maléfica era casi imposible, pero por su amigo, estaba dispuesta a insistirle hasta que confesara la verdad.