Capitulo V

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Akashi desaprobaba rotundamente la actitud de Kuroko en la estación. ¿Por qué debió de haber hecho eso? No debía.

-Ahora me siento mejor -aseguro el peli celeste- Me siento más tranquilo.

-Insisto en que no era necesaria esa clase de humillación.

-Quizás lo sea, Akashi-kun, pero, en el futuro, no me humillaré más. ¿No crees que lo vale? Es como aquel dicho: "Es mejor cinco segundos de estupidez que toda una vida como estúpido".

Akashi le quedó observando mientras esperaban fuera de la casa de la familia Hirai. Quizás Kuroko tenía razón, solo quizás, porque Akashi jamás había tenido la humillación personal considerada en su vida. Él era Akashi Seijuro, jamás se humillaba ante nadie. Aunque no viviera más en la mansión, él era un Akashi. Un Akashi. ¿Qué significaba realmente ser un Akashi? Hasta el momento todo lo que creía, resultó ser banal, así que era una pregunta a la que aún no encontraba respuesta.

De todos modos, aunque Kuroko tuviera un poco de razón -Algo a lo que Akashi se negaba rotundamente.-, se preguntó si las palabras dichas antes eran correctas.

FLASHBACK

Mientras iban a tomar el tren, pudieron ver a cierto moreno en la estación, lucía extraño. Serio con la mirada en el piso. Kuroko recordó lo que Imayoshi había dicho al llegar al gimnasio, justo después de que Aomine lo hubiera dejado. Les dijo todo.

De repente, frunció el ceño y sin decir nada se acercó a él con una seguridad que Akashi en su vida había visto

-Aomine-kun

Llamó primero, el moreno le miró con algo de sorpresa e intriga, sonrió.

-Tetsu...

-Eres un cobarde -y dicho eso, una bofetada le volteó el rostro.

-¿¡Qué diablos fue eso!?

-Lo que mereces.

-¿Pero de qué demonios me hablas?

El moreno ahora lucía molesto, apretando la mandíbula mientras dejaba entre ver su dentadura blanca con los puños hechos piedras. Por un momento Akashi pensó que las cosas serían peores, que quizás Aomine podría llegar a lastimar a Kuroko con su fuerza bruta, estuvo a punto de ir con él, pero no pasó ni lo uno ni lo otro, porque la arma más poderosa de la sombra eran las palabras.

-Hemos compartido siete años de amistad, Aomine-kun, llegué a pensar que llegaría un momento en que no vieras solo por ti si no también por los de tu alrededor. Siempre buscabas ir con chicas solo por su físico y aunque Kise-kun este enamorado de ti, solo lo utilizas. No me molesta incluso que Kise-kun tenga lo que yo nunca tuve: un poco de tu tiempo. "Nosotros somos completamente diferentes, pero cuando se trata de basquetbol nos entendemos", eso era lo que tú me decías. ¿Entonces por qué te comportas de esa forma tan miserable con las personas que son tan importantes para nosotros? ¿O es que acaso Momio-san y Kise-kun son solo objetos también?

Aomine abrió los ojos más y más conforme escuchaba tales palabras. En primer lugar, ¿cómo se había enterado de sus amoríos con el rubio? Y después, ¿qué era eso del tiempo que él nunca tuvo? Frunció el entrecejo, primero ante la sorpresa, después ante la incomprensión para regresar a la sorpresa y finalizar en la duda. ¿Qué eran Momoi y Kise para él?

-Nunca me miraste de la forma en que mirabas a Kise-kun, pero nunca lo miraste a él de la forma en que miras a Momoi-san, sin embargo, has jugado con nuestros sentimientos, de los tres. Entiendo lo que es esperar desesperadamente un gesto de afecto por la persona que se ama, pero no entiendo lo que es jugar a diestra y siniestra con aquellos que nos aprecian por algo egocéntrico. ¿No piensas que Kise-kun y yo nos sentimos también mal? Durante seis años no te dije nada acerca de mis sentimientos porque pensé que solo te gustaban las chicas, pero resultó ser que Kise-kun si era de tu agrado. No me da ni lástima por mí. Ni si quiera por Kise-kun, el camino siempre está lleno de tropiezos y piedras en los zapatos, pero Aomine-kun, si siento lastima por ti.

Do you have a cigarette?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora