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Esa tarde, cuando su madre le dijo que irían a visitar a su tía Hyejin (quien en realidad no era su tía, sino su prima segunda) en las vacaciones, se había emocionado.

Habían pasado ya años desde la última vez que habían ido a visitarla. Diez años, para ser exactos. Hoseok ya ni siquiera la recordaba. Aun así, su mente guardaba muy buenos recuerdos de esa casa, así que el volver a ella le daba un sentimiento de felicidad nostálgica.

Estaba tan emocionado que se había apresurado a hacer su maleta -con una semana de anticipación- y a marcar la fecha en que partirían en su calendario con un gran círculo rojo.

Ahora que se encontraba ya recostado en su cama, pijama puesta y dientes lavados, esperando a quedarse dormido y con la emoción ya fría, se preguntaba si en realidad era una buena idea ir con su madre a visitar a la tía Hyejin.

El problema es que ahora Hoseok tiene diecisiete años, no siete. Ahora Hoseok no puede solo preocuparse por jugar, comer y aguantarse hasta llegar al baño. Ahora Hoseok ya se siente incómodo ante los silencios, y no sabe muy bien cómo llenarlos. Ahora será mucho más fácil para él saber si alguien se siente incómodo con él o no lo quiere cerca.

El fiel compañero del Hoseok de siete años en esa casa era su primo Yoongi, quien es solo un año mayor que él. Yoongi se encargaba de que Hoseok la pasara bien. Él era quien le servía leche a Hoseok antes de dormir; él le explicaba como jugar algunos juegos demasiado complicados para él; gracias a Yoongi, Hoseok sabia más de cinco trucos en el Super Mario; Yoongi construía sus fuertes con sillas almohadas y cobijas mientras Hoseok se quedaba afuera haciendo nada, solo esperando a que el fuerte estuviera listo para jugar ahí dentro, y siempre que se iba a casa su maleta estaba llena de juguetes que Yoongi le regalaba.

Hace diez años se habían llevado bien, ambos compartían los mismos gustos (jugar y comer); pero ahora Hoseok tenía diecisiete años y Yoongi dieciocho. Era seguro que sus gustos habían cambiado, ya habían forjado sus personalidades, y nada ni nadie podía asegurar que fueran a llevarse bien de nuevo, incluyendo el hecho de que en estos diez años ni siquiera se habían preocupado por hablar con el otro por ningún medio.

El máximo contacto directo que Hoseok había tenido con él fue la solicitud de amistad que recibió en Facebook, y que aceptó apenas reconoció el nombre. Gracias a eso había podido enterarse un poco de la vida del mayor. Y no es que Yoongi fuera del tipo de personas que postea incluso las cosas que va a comer, sino que frecuentemente era etiquetado en fotos de fiestas o reuniones.

Hoseok no lo acosaba, en serio. Él no podía evitar que esas fotos aparecieran en su inicio cada vez que iniciaba sesión para saber cómo andaba el mundo. El haber marcado a Yoongi en su lista de "mostrar primero" por accidente definitivamente no podía ser considerado acosar.

Gracias a esas publicaciones, Hoseok estaba parcialmente enterado de la vida social de Yoongi, la cual era mucho más activa que la de él, por seguro. También se había enterado del cabello teñido de su primo incluso antes de que su mamá se lo dijera, y de esa chica que aparecía muy cerca de el en las fotos como para que él insistiera "somos solo amigos" en los comentarios.

No sabía toda la vida de Yoongi, no sabía su personalidad, no sabía bien sus gustos. Lo único que sabía era que, casi todos los fines de semana, salía de fiesta (de acuerdo a las publicaciones en Facebook), y que al parecer no le iba muy bien en inglés (de acuerdo a lo que su mama le decía que Hyejin le había contado).

La madre de Hoseok y la de Yoongi eran muy cercanas. Habiendo crecido juntas, su relación nunca se había visto afectada por la distancia. Menos ahora que la tecnología les permitía estar más en contacto.

Frecuentemente Hoseok se quedaba hablando solo cuando su madre respondía las llamadas de Hyejin. Y había desarrollado un método de defensa de cubrirse la cara cuando el obturador de la cámara del teléfono de su madre sonaba cerca de él. Ambas mujeres tenían la extraña costumbre de tomar fotos de lo que sea que estuvieran haciendo o viendo para enviarlo a la otra en su conversación por Whatsapp; sin tener nada más interesante que mostrar, la mayoría eran fotos de sus hijos.

Childhood BuddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora