08

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Una leve brisa eriza la piel de todo su cuerpo. De pronto siente frío, y eso lo hace despertar. En cuanto abre los ojos, puede ver extensiones de su propia piel. Está semidesnudo y solo en la cama, y esa imagen se siente como un balde de agua fría para la confundida cabeza de Hoseok. No pasa mucho tiempo para que recuerdos del día anterior invadan su mente. Recuerda cómo empezó todo: con toques inocentes entre sus manos que parecían incluso acariciarle el alma. Se sonroja al reconocer lo rápido que escalaron las cosas y cómo de pronto sus labios se encontraron con los de Yoongi. La sensación de la lengua de Yoongi acariciando suavemente sus labios parece seguir presente y su estómago se contrae cuando los recuerdos lo llevan al momento cúspide de su noche.

Se siente culpable, pero no se arrepiente, lo cual sólo lo hace sentir más culpable. Porque algo dentro de él le repite una y otra vez que lo que hicieron, siendo primos y con sus madres a una habitación de distancia, no está bien. Pero si no está bien, si no se suponía que pasara, entonces, ¿por qué todo se sentía tan bien? ¿Por qué las manos de Yoongi sobre él lo hacían sentir calidez interior? ¿Por qué su cuerpo reaccionaba por sí solo a todo lo que Yoongi hacia? ¿Por qué había sido tan natural tocar él mismo con sus propias manos a Yoongi?

Suspira porque sí, todo eso se sentía bien, pero no por eso debería sentirse orgulloso. Las sensaciones son demasiadas y lo abruman. Dejando de lado el hecho de haber llegado demasiado lejos con su propio primo, Hoseok nunca había pensado seriamente sobre la homosexualidad. Cierto, a veces Hoseok encontraba tipos atractivos, pero nunca creyó que fuera nada serio. Se siente estúpido por no haberlo descubierto antes. Necesitó botellas de alcohol y un Yoongi sobre él, restregándose contra su erección, para aceptar finalmente que sí, a Hoseok también le gustan los hombres.

Su cuerpo se siente cansado. Los músculos de sus brazos y piernas duelen y un dolor punzante también se hace presente en su espalda baja. Su boca se siente seca y sus sienes empiezan a palpitar, dándole un repentino dolor de cabeza. Se presiona fuerte contra el colchón, buscando a ciegas las frazadas para volver a cobijarse. Cierra los ojos a la vez que entierra más su cabeza en la almohada. Dura unos segundos en silencio y sin moverse, esperando solamente a que el dolor en su cabeza se vaya.

Gira su cabeza y abre los ojos cuando siente el colchón hundirse a su lado. Yoongi está sentado a la orilla de la cama, en sus labios una sonrisa y sus ojos ven a Hoseok a través de mechones de cabello mojado, una toalla colgada en sus hombros. Está vistiendo ropa limpia y de pronto Hoseok también quiere ducharse.

― Oh, estás despierto –dice Yoongi con su voz sonando tan amable como siempre y Hoseok se limita a responder asintiendo con la cabeza.

Yoongi toma la toalla en sus manos y con ella sacude su cabello. Unas cuantas gotas de agua fría chocan en el rostro de Hoseok.

― Quiero ducharme.

. . .

El agua hizo un buen trabajo al quitarle un poco del cansancio que tenía y haber cambiado su ropa le ayuda a olvidarse un poco de las cosas que ocurrieron ayer.

― Hice el desayuno –dice Yoongi con una sonrisa cuando ve a Hoseok entrar a la cocina.

Toda la casa está tan silenciosa que no pasa mucho tiempo para que Hoseok se dé cuenta de que sus madres no están. Su estómago cruje cuando Yoongi sirve comida en los platos y los pone en la mesa.

Sin decir nada, Hoseok se sienta a la mesa, Yoongi sentándose en la silla frente a él. Cada que sus miradas se encuentran, Yoongi sonríe, pero Hoseok no puede devolverle el gesto.

Comen en un silencio incómodo. La cara de Hoseok luce seria y sus cejas están ligeramente fruncidas. Parece demasiado perdido en sus pensamientos y Yoongi siente la responsabilidad de hablar con él, de ayudarlo a no pensar demasiado. Por eso le pregunta qué está pensando.

Childhood BuddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora