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El colchón debe ser en realidad cómodo porque ni siquiera recuerda el momento en que se quedó dormido.

Siente el colchón hundirse en algún lugar a su espalda, y, aunque se despierta, no se mueve. Escucha una respiración, y está cien por ciento seguro de que no es la suya.

Su cuerpo debió haberse movido solo mientras estuvo dormido, pues ahora esta acostado de lado y su cabeza puesta sobre una de las almohadas que desprende un delicioso pero desconocido olor.

Ve, gracias a su visión periférica, una silueta sentada detrás de él. Se apresura a entrecerrar los ojos cuando la silueta se mueve y empieza a caminar hasta estar al frente de él. Con sus ojos entrecerrados y su mano cerca de ellos, está seguro que nadie se dará cuenta de que ya despertó.

Aunque ahora que vio quien está parado frente a él y con lo fuerte que está respirando, sólo un idiota seguiría creyéndole a su actuación de mierda.

Pero Yoongi no lo nota. Hoseok ríe internamente. Eres un idiota, le envía un mensaje mental a Yoongi, quien parece no captarlo.

Aunque no tanto para no reconocerlo, el chico parece haber cambiado tanto como su habitación. Está más alto, obviamente. Delgado. Su piel tan blanca como siempre lo fue; Hoseok recuerda que ese era un gran problema pues, ya sea que se pelearan o una de sus travesuras saliera mal y terminaran lastimados, por más que quisieran ocultarlo, la delicada piel de Yoongi siempre los delataba; Mostrándose roja incluso con el más mínimo impacto. Su cabello está teñido, pero no del mismo color que Hoseok recordaba haberlo visto en la última actualización de Facebook, ahora era un rubio claro que, gracias a su blanca piel, le quedaba maravilloso. Su estilo de ropa lo hacía parecer un modelo ante los ojos inexpertos de Hoseok. Se movía tan lento como cuando pequeños, lo cual desesperaba a Hoseok cada vez que jugaban, Hoseok siempre había sido un niño muy activo. Su cara imperturbablemente seria.

Yoongi se inclina sobre él y Hoseok olvida como respirar. Siente manos delicadas en sus tobillos: Yoongi está desatando las agujetas de sus zapatos. Hoseok se sonroja y empieza a rafaguearse internamente con cientos de preguntas ¿Los calcetines son pares? ¿Te pusiste talco? ¿Escogiste calcetines sin agujeros? Dime que no te pusiste esos tontos calcetines con dibujos de perritos kawaiis.

Y es que un sentimiento cálido extraño se instaló en su estómago cuando descifro lo que Yoongi trataba de hacer. Y no quería parecer un tonto frente a su primo que tan estilizado andaba.

Una vez que Yoongi había puesto sus zapatos en el piso, Hoseok siente alivio en sus cansados pies y sus pulmones vuelven a inhalar aire. Pero más alivio siente cuando Yoongi se aleja de él y escucha la puerta de la habitación cerrarse dejándolo en silencio.

...

Ni siquiera sabe cuánto tiempo pasó en la cama, pero, cuando su cuerpo empezó a doler por estar acostado y su estómago empezó a hacer ruidos muy parecidas a gritos desgarradores diciendo "aliméntame", decidió que era hora de salir de ahí. Sus zapatos estaban perfectamente alineados a los pies de la cama, tanto que incluso le dio tristeza tomarlos para ponérselos.

Abre la puerta delicadamente y saca la cabeza para cerciorarse que no hay nadie en el pasillo. Pero el pasillo esta oscuro; sólo puede ver, al final de este, la sala ligeramente iluminada por la luz de la cocina donde –supone- están todos, basándose en las estruendosas carcajadas de su madre que vienen de esa dirección.

Se frota la cara con las manos antes de caminar lentamente hasta ahí, arrastrando los pies.

Cuando llega ve a su madre y a Hyejin sentadas en la barra, una frente a la otra, y entre ellas una botella de alguna bebida alcohólica que él no alcanza a reconocer.

Childhood BuddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora