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  Ojos verdes se encontraron con marrones y, de repente, Nico se vio incapaz de apartar la mirada.

  Con los abruptos ecos de su corazón latiendole en los oídos se forzó a concentrarse en lo que realmente había ido a pedir.

—Prométeme que cuidarás de mi hermana—sorprendentemente su voz no se quebró y sus mejillas no se coloraron, tal vez hablar de Bianca le daba fuerza, tal vez Bianca le daba fuerza.

—Eso... yo...—el que vacilaba era otro, y Percy se encontró frotándose la palma de la mano contra la nuca.

—Prométemelo.

  Nico no estaba tan seguro de qué tan peligrosa podía resultar una misión tan simple como ir a comprar abastos, pero no se fiaba de que fuera poco siendo los abastecedores en cuestión un puñado de niños con traumas y enfermedades psicológicas. Vaciló brevemente entre por qué no tendrían la comida entregada en camiones directamente hasta la institución como en muchos otros lugares se hacía, pero empujó sus pensamientos hacia otro lado y se concentró en lo que importaba, en lo de ahora.

—Haré lo que pueda. Eso si te lo puedo prometer.

  Sonriendo, se despidió antes de ver a Percy correr de nuevo a las cabañas, sus delicadas manos entretenidas en examinar los cromos de Mitomagia que siempre guardaba en sus bolsillos.

  Tiempo en el futuro se daría cuenta de que tal vez Perseus Jackson no era bueno manteniendo promesas. 


Suspiros Espectrales ||Solangelo|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora