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  Seis palabras: Nico odiaba la cabaña de Hades.

  En serio, en serio que la odiaba. No sabía por qué se le había sido asignada, no le gustaba la decoración, no le gustaba que quedaba justo en medio de la cabaña de Iris y la de Hermes, no le gustaba que siempre estaba fría.

  Tal vez lo único rescatable era la soledad de la cabaña, pero lo que al principio le parecía magnífico a las pocas horas terminó consumiéndolo, y de no haber sido porque Will Solace se paseaba cada hora para ir a jugar Mitomagia con él probablemente ya hubiera intentado disolverse en las sombras.

  Es que, en serio, ¿cuál era el sistema en ese jodido orfanato para clasificar a los niños y sus cabañas? ¿Por qué chicos como Percy Jackson tenían cabañas solas y chicos como Butch eran asignados a cabañas que contrastaban mucho con su físico y personalidad? Está bien, era cierto que tal vez con Perseus cuadraba por su loco amor al color azul y el océano... pero, ¿con Butch? ¿Jugaba con arcoíris en su tiempo libre o...?

  Prefirió dejar de darle vueltas al asunto después de la enésima vez que Will se encogió de hombros como respuesta a su pregunta. En serio, si ni siquiera el hijo del médico del campamento sabía cómo se organizaba todo era muy probable que sólo lanzaran dados a un cartel con las cabañas y tacharan nombres en una hoja de papel. Era eso o un tipo de lógica más allá de la comprensión de un par de niños de diez años.

  Escondió la cabeza en las rodillas, pegándose aún más contra los tablones de madera y permitiendo a los sollozos escapar lentamente de sus labios, sacudiendo su cuerpo entero y mojando sus mejillas con lágrimas.

  La imagen de Bianca en el capo de la vieja camioneta seguía fresca en su mente, haciéndose más nítida conforme pasaban los segundos. El cuerpo inerte, desangrado y lleno de moretones de su hermana parecía quemarse cada vez más en su memoria, volviendo imposible el intentar olvidar toda la situación descabellada.

  Se negaba a aceptar la situación. Todo parecía tan surrealista, nada parecía ser verdadero, todo era mentira. Simplemente estaba teniendo una pesadilla, un mal sueño, en un par de horas abriría los ojos y encontraría a su hermana sonriéndole preocupada, sus cálidos dedos esbeltos revolviendole el cabello y acariciando sus mejillas.

  Pero no, la verdad llevaba días impresa en su mente.

  Bianca di Angelo estaba muerta.

Suspiros Espectrales ||Solangelo|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora