El despertar.

19 5 3
                                    


Abro mis ojos y veo el panorama, de repente recuerdo todo, y me arrepiento de darle mi virginidad a un hombre que lo mas seguro es que nada mas me haya querido para follar.

Pero... ¡Que importa! Lo importante es vivir la vida.

Bajo las escaleras y llego al salón, donde le veo a el viendo las noticias mientras toma una taza de café.

— Hola— digo mientras me acerco a el. El simplemente me mira sin inmutarse en ningún momento, da un sorbo al amargo café y sigue mirando las noticias.— ¿Cuando iré a la casa de Mia?— le pregunto mientras me siento a su lado, esperando una respuesta al respecto.

Tras un largo silencio por su parte, finalmente me habla.

— Tendrás que quedarte algunos días mas aquí, hasta que la tormenta acabe.— dice secamente.

— Esta bien...— veo que no me presta atención y carraspeo un poco— quiero preguntarte algo sobre anoche, es que pensaba que con todo lo que pasó, todo seria diferente...— Muevo exageradamente las manos, que mas que manos parecen fuentes.

Enhorabuena cariño, ahora esta alzando una ceja con diversión,  mofándose de ti.

Oh callate mente estúpida.

—¿ A que te refieres con 'diferente'?— deja la puñetera taza de café que me ponía de los nervios y me mira frío, sin ningún tipo de compasión. 

Este hombre es bipolar....

— ¿No lo recuerdas? — el niega con la cabeza y yo volteo los ojos, y puedo apreciar como un amago de una tímida sonrisa se asoma por sus labios.

— Tendrás que recordarmelo— Se acerca mas a mi y yo me alejo, pero entrelaza sus brazos en mi cintura , y justo cuando va a unir nuestros labios pongo sus manos en su pecho.

— Quieto parado señor don lo tengo todo— me alejo mas a el y cojo aire para empezar a hablar— de verdad, te doy las gracias por todo lo que has echo por mi, me has acogido, me has salvado de una violación y todo eso... Pero yo no soy tan puta, y me siento mal por haber... Ya sabes, contigo.— Una vez dicho todo le miro a los ojos.

— ¿Por que te sientes mal?— me pregunta con el ceño fruncido.

— Porque eres un mujeriego.— eso parece molestarle porque se levanta, y luego me levanta a mi bruscamente, tanto que me hace daño en la muñeca y ahogo una exclamación de dolor.

—¡¿ Que haces, bruto?!— le pregunto molesta, suelta mi muñeca de su agarre.

Se acerca a mi y yo doy varios pasos hacia atrás, pero une sus brazos con mi cintura y me apega a su torso.

Puedo oír su corazón latiendo fuertemente, y me lo imagino de pequeño; un castaño de ojos tan fríos como el mismo océano.

—¿Quien te hizo ser lo que eres? Si hay que ser sinceros, el uno al otro, te tengo que decir que no me hubiese gustado estar en tu pellejo.

Muy bien cariño, sigue así, que acabarás en un contenedor troceada. 

— Pues si es el momento de decir verdades, dime, ¿ por que te viniste? ¿ a caso fue por un amor no correspondido? ¿ por bulling? ¿ por que tu padrastro te acosaba de pequeña pero se lo contaste a tu madre y te mando lejos, condenándote ? O tal vez por todo eso junto....

Mi mundo se cae encima, todos esos recuerdos se amontonan en mi mente, al igual que mis lágrimas.

Huye, nadie debe de saber nada, huye lo mas rápido que puedas.

Me suelto de su agarre y corro lo más deprisa posible hasta la puerta principal, se que el está parado en el mismo lugar, confundido, y tomo ese tiempo de recompensa para coger las llaves de Ethan, abrir la puerta, y salir lo mas deprisa posible, cuando el se da cuenta de lo que voy a hacer es demasiado tarde, ya estoy corriendo.

Se que el va tras de mi, no hay ni un alma en la calle, sólo el y yo, corriendo descalzos bajo la nieve.

Mierda, me está alcanzando.

Un sollozo se escapa; me duelen los pies, ha comenzado a nevar de nuevo y tengo mucho frío, ya que nada más voy en una camiseta que me llega por los muslos y un bóxer.

Antes de que el me pille y no me tenga escapatoria, le tiro las llaves a la cara, cosa que le hace caer y gemir de dolor.

Es mi oportunidad.

Corro lo más deprisa posible, y cuando miro hacia atrás no se donde estoy, ni tampoco lo veo a el.

En verdad, no se ni porque me he escapado. Tengo miedo, estoy sola, nadie que me pueda ayudar.

Necesitaba huir, nadie debe de saber mi identidad... Mi pasado....

Repito estas palabras una y otra vez en mi mente, mientras doy pequeños pasos hasta caer rendida en la carretera.

New York.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora