Inefable

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Capitulo 2:
Todo empezó un Domingo. Yacía recostado sobre él sofa de mi sala, merodeando por internet, trataba de buscar una distracción, en cuanto llega mi madre...
-Angel, ¿vamos a la iglesia? ¡Irán los vecinos de arriba! Y... Sera muy divertido.
-No gracias -dije en un tono un tanto ignorante, sabia que me aburriría -. Hace mucho calor.
-¡Amor! ¡El ángel no quiere ir!
-Hijo, tienes que ir.
Resignado sin ninguna otra opción, tuve que partir hacia esa dichosa iglesia, mi vestimenta era un desastre pero no crei ir con la intención de ir a ver al Presidente, así que me fui. Hubiera sido sencillo ese día desconectar mis oídos para no aburrirme tanto, pero algo en mi sabia que no debía hacerlo...
-¡Angel, pon atención! -Escuche gritar a mi madre desde dos lugares mas a mi derecha -.
No le hice mucho caso como siempre, y decidí sacar mi celular a jugar Clash Royale. A los pocos minutos escuche una hermosa melodía, ascendí mi vista y visualice un unicornio, (bueno, era una chica, pero, ustedes entienden) sentía que él corazón se me salia del pecho, por un momento sentí él cielo ante mis ojos, olía a frambuesas y a un poco de chocolate... Trague la saliva acumulada en mi garganta al ver la perfección y me pellizque para saber si lo que veía era real.
A finalizar la misa, me percate de que paso muy rápido, pero no le tome importancia.
Busqué rápidamente esos ojos color hoja de otoño, (por alguna razón que desconozco mi mente busca mucho mas rápido y mejor en categoría de miradas) en cuanto encontré a esa hermosa chica me acerqué a ella, cada vez se acortaba mas la distancia que había entre nosotros dos, repentinamente al llegar a su lado, algo se apodero de mi cuerpo logrando huir de ella: Miedo
¿Yo?¿Miedo?¿Porque ahora? No lo comprendía, nunca en mi vida habia tenido miedo de hablar con una chica, ni siquiera con Danna, quizás nervios pero jamas miedo. Sin embargo, este nuevo y grave problema había sido resuelto, o al menos, eso creía.
Volví a casa y me lamente con mi típica frase: «Tenias que Angelicarlo» porque a decir verdad, cada que intentaba resolver algo, solo lo empeoraba.
Al día siguiente, caminaba en dirección a la cooperativa, en donde me reuniría con mi mejor amigo, Rogelio. Al llegar a ordenar después de lo que parecieron años, mire algo, ¿Seria posible? ¿La vida me dio una segunda oportunidad? No lo sabia, así que fui en busca de ser al menos un amigo para ella, dejar de ser invisible para dejar una pequeña huella en su historia, o al menos eso pensaba...

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