Capítulo 28

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-¿Que quieres exactamente?

-Sólo venía a visitarte, deja el drama... ¿Y tú madre? -soltó una carcajada.

Se me encogió el estómago, ¿era posible la existencia de una persona con tan malas intenciones?. Decidí no darle importancia, no debo... tengo que ser fuerte y estar bien, es mi meta el superarme. Simplemente tome mi taza y camine al living, no iría a la habitación, Haed tiende a hablar alto, puede despertar al bebé y claro que no quiero a Dirk llorando. Me voy entre pensamientos, divagando en los recuerdos de mi mente, hasta que siento la risa de Dirkie... oh no.

Con pasos torpemente apresurados llegué a su habitación, cuando mi mirada quedó fija los fornidos brazos de Haed, con mi hijo entre ellos éste último luce tan feliz; con la chispa de preocupación apagandose me acerco.

-¿Y quién es éste?

-Drik -raspe la garganta, intentando pasar saliva y parecer dura- mi hijo.

-Oh.

Me limité a observar como las manos de Haed se paseaban por la nívea piel de mi hijo, causándole cosquillas, sus carcajadas agudas lograban llenar mi alma, hacían que me sienta bien conmigo misma. Un bostezo salió por su diminutos labios y se acercó más al torso de Haed, daba pestañazos, clara señal de que el suelo le estaba ganando. El no suele dormir en brazos ajenos, de hecho se hecha a a llorar. Dirk es un niño llorón.

Estiró sus brazos y lo posó sobre la acogedora cuna, se alejó con pasos silenciosos pasando por mi costado. Apagué la luz y junte la puerta, bebí mi leche ya tibia, me ayuda a cautivar el suelo más de prisa.

Con pocos ánimos de ponerme pijama me acosté, distingo el semblante de Haed abriéndose paso a mi habitación, dejándome un poco Abrumada, pensaba que ya se había ido.

-Así que... ¿Andabas de zorra por ahí? Cariño, existen los condones. - río sarcástico. Yo por mi parte me limité a callar -Tú, niñita, sí. Aquella que siempre mencionaba que ¡quería casarse y ser feliz por siempre con una pareja! Un puto príncipe azul. ¡Qué irónico! ¿Qué pasó? ¿La metió y se fue? -la tristeza comenzó a llenarme, estoy cayendo en su juego de palabras, aún cuando no quería escuchar, sabiendo que tiene razón.- Pero la pregunta es ¿Quién se quiere quedar con alguien tan mierda como tú, pequeña princesita?

-Basta. -mis ojos se llenaron de lágrimas y en mi garganta se formó un nudo.-

-No sé, es verdad ¿No? Tu mamá, murió pero no te queria. Dirk el niñato ese, ¡se suicidó por ti! Eras una plaga en su vida... ¿nunca lo pensaste? Estuvo contigo por pena, como todos. Me incluyo, luego nos vamos, ¿Por qué? Por qué aburres, recuerda... No vales nada.

Avanzó hasta mi y golpeó mi mejilla, lo merecía supongo, lágrimas tras lágrimas salían de mis ojos... Me sentía abrumada y rechazada.

-Vete.

-¿No has pensado en morir? sería demasiado perfecto para nosotros...

Me empujó del hombro con su mano abandonando la recamara, sólo así, mi cabeza daba vueltas y mi estómago ardía cómo el demonio, las ganas de purgar me ahogaron.

Corrí al baño, toda la comida del día caía al inodoro. Me asusté mucho, eran arcadas fuertes y entre mi alimentación diaria yacía  mucha sangre, escuchaba el llanto de Dirk pero no podía parar, mi vista estaba nublado de las lágrimas y el mareo se adueñó de mi cuerpo.

JudeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora