Capítulo 33

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Me siento como un motor que ha perdido su potencia, estoy cansada de estar cansada, mi pérdida de peso es notoria, los opioides y antidepresivos me tienen aburrida. Lo único que deseo es tener fuerza y jugar junto a Dirk, mi renacuajo está hablando a cada hora; pide que me levante, juro que me esfuerzo por hacerlo.

Han pasado siete años de tratamiento, los médicos sólo me dieron cinco años.. he sido muy fuerte, el resultado de esa ecografía endoscópica me dejó realmente jodida.

Canelo está realmente viejo, es todo un perezoso que se pasa todo el día a mi lado... éste perro y su compañía son lo mejor. La casa se escucha apagada, carente de vida; los chicos no querían dejarme sola en ningún momento pero Dirkie insistió en salir los tres.

El sonido de la puerta cerrarse y los pasos apresurados en la parte baja de mi hogar me sacaron una sonrisa.

-¡Mami! -los pasitos se sentían subiendo apresurados- ¡Mamita!

Los chicos comenzaron a decirle que vaya más lento: primero entró Calum, luego Ariel y finalmente mi pequeño de ocho años, apenas apareció en mi campo de visión, mi boca se abrió tanto, que puedo asegurar que mi barbilla toca el suelo.

Su cabeza está perfectamente radurada.

-¡Dirk! - su cabello era realmente hermoso y ya no estaba, odio contárselo- ¿Qué te hiciste?

Con pocas fuerzas me senté, Calum y Ariel me entregaron una sonrisa triste, pasó seguido los tres se posaron sobre mi cama.

-Simplemente quería ser similar a ti mamá -me encanta como habla este niño- sin cabello te ves bella, yo también quiero ser bello.

Mi pecho se contrajo, un nudo se formó en mi garganta.. sentía mucha felicidad y tristeza. Felicidad por qué amo a mi hijo; Tristeza por qué no puedo pensar en que crecerá sin una madre. Lo acerqué y  abracé con la fuerza que podía, me duele muchísimo el cuerpo, las quimioterapia me dejan exausta.

-Pero no llores, lo siento Mami...

-Dirkie Boo, ¡mamá llora por qué está feliz! -exclamó Calum- no te sientas mal.

-Se ven "Bellos"- dijo Ariel imitando la voz de Dirk, todos soltamos una carcajada.-

Sólo dos meses de vida... es irónico que muchas veces intenté acabar con ella y ahora, sólo quiero vivir.

JudeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora