Me había quedado completamente mudo y apenado por lo que acababas de decir. Pasaron unos minutos hasta que pude reaccionar. - Yo... Lo lamento mucho, no era mi intención espiarte. Es solo que un día te escuche tocar, por casualidad y me encanto. Mordí levemente mi labio inferior, un gesto que hacia cuando estaba avergonzado o nervioso. Desvié la mirada, ahora si debías pesar que era un raro. El silencio se había instalado, era muy incomodo para mi, pero al parecer no lo era tanto para ti.
Se podía escuchar claramente algunos pájaros cantando por los alrededores o alguna que otra ardilla saltando de un árbol al otro. Suspire no habías dicho ni una sola palabra, lo cual me asustaba, no quería que te enojaras conmigo. Levante la vista esperando tu respuesta. - No pasa nada. La verdad es que me gusto que a alguien le gustara mi música. Terminaste por decir después de unos largos minutos de espera. Estuve aliviado al escuchar que no estabas molesto. - Como no gustarme. Tocas genial! Creo que eres el mejor músico del mundo. Te dije emocionado y volví a quedarme mudo unos segundos. - ¡no puede ser! ¡Te sonrojaste!
- Eso no es verdad. Respondiste mientras te girabas, para que no pudiera ver tu rostro. Era la primara vez que te veía sonrojar, sonreí como un bobo por eso. No entendía porque me emocionaba tanto eso, tu voz hizo que saliera de mis pensamientos. - Y ¿donde queda el lago? Preguntaste, cambiando completamente el tema. - Se me había olvidado el lago, ya no esta muy lejos. Respondí mientras nos poníamos en marcha.
No tardamos en llegar al ya mencionado lago. Era un lago de aproximadamente tres kilómetros cuadrados. - sí me dijiste que era pequeño. Este lago es grande. Me dijiste sorprendido. - Bueno, tal vez tengas razón. Reí levemente, la verdad es que hacia tiempo que no había venido. Caminamos por la orilla del lago buscando un lugar a la sombra donde descansar. Encontramos un haya (tipo de árbol ) ligeramente torcido, el cual generaba una gran cantidad de sombra.
- Sentémonos aquí. Te propuse mientras dejaba en la mochila en el suelo. Me senté y la abrí, dentro había par de botellas de agua y algunos sándwiches cortados en triángulos, me senté espere a que hicieras lo mismo. Cuando lo hiciste te tendí uno de los sándwiches para que lo comieras. - Son de jamón y queso. Sonreí, cuando lo tomaste. Merendamos tranquilamente bajo el árbol. - Bueno y que te parece el lugar? Pregunte al finalizar mi sándwich.
-Hum...es tranquilo. Además no hay nadie, lo cual para mi es genial. Tu respuesta me hizo pensar en algo y sin darle muchas vueltas te pregunte. - Le tienes miedo a las multitudes o algo así? Pregunte curioso, pues nunca te había visto en lugares con muchas personas. Me miraste algo sorprendido por mi pregunta pero de todos modos respondiste. - No es que sea enoclofóbico... Mi cara tuvo que ser rara porque reíste levemente. - Enoclofobia es el miedo a las multitudes.
- Ahh, ya entiendo.
- En fin no le tengo fobia, pero no me siento a gusto cuando hay muchas personas y prefiero estar solo.
- Ya veo. Se instalo un corto silencio el cual aproveche para tomar agua. - Quieres? Pregunte mientras te tendía la botella.
Las horas pasaron rápidamente, habíamos metido los pies en el agua por un rato y caminado por la orilla del lago, ninguno quiso bañarse. Luego nos acostamos bajo el árbol, me quede mirando la textura del árbol, me encantaba. Termine por sacar mi cuaderno de bocetos para dibujar la textura que tanto me fascinaba, seguí dibujando gran parte del árbol y algunas flores. Estaba absorto en mi dibujo que no me di cuenta que estabas observando lo que hacía.
- De verdad dibujar muy bien. Sobresalte al oírte decir eso, había olvidado que estabas aquí. - Gracias. Respondí luego de unos segundos de silencio. - Me encanta dibujar.

ESTÁS LEYENDO
Entre artistas
RomanceUn encuentro casual creará un lazo que si el tiempo ni la distancia lograrán romper. - Yo se que puedes hacer mas... atrévete a crear, a experimentar . -