Dos: Extraños.

63 2 2
                                    

2.

¿Nunca se han sentido con la escalofriante sensación de tener alguien justo en su espalda, pero cuando se dan la vuelta no es sólo más que el aire el que mueve las hojas detrás de ustedes?

Tres días habían pasado, y en las veinticuatro horas de los mismos no había dejado de sentirme de igual manera, cada vez que estaba sola, tampoco dormía tranquila por las noches y eso me mantenía cansada todo el tiempo. Douglas se mostraba contento de estar ahí, y no había querido arruinar eso por un poco de paranoia mía. Seguramente todo aquello era porque extrañaba mi casa y mi cabeza había decidido inventar cosas para llevarme allí lo antes posible.

Nuestra llegada a la casa había sido un tanto "movilizadora" para todo el lugar, y aún me costaba comprender por qué. Conviviamos cada día con Sarah, Holly y una señora, que decía ser nuestra abuela pero que se mostraba reacia a vernos como sus pequeños nietos que habían llegado de visita después de tanto. Grace Parisi, madre de mi padre, era una mujer entrada en los ochenta años que siempre había vivido en soledad; según palabras de la tía Sarah, ella y su hija se habían mudado a esa casa hacia poco menos de un año, después de que el padre de Holly las dejara solas. Y todo su estilo de vida se había mudado junto a ellas, había unas tres personas encargadas de la limpieza, y otras dos en la cocina, un chofer, más gente de la que no tenía idea cual era su función, pero que estaban dentro de la casa a lo largo del día, y eso mismo era lo que mantenía a mi "abuela" enojada prácticamente todo el tiempo.

Aparte de eso teníamos que ver a muchos vecinos de aquel pueblo, que decían conocernos desde que éramos, mi hermano y yo, unos niños y que se sorprendían de vernos después de tanto tiempo.

Ese día había llegado otra familia queriendo vernos. No me gustaba juzgar a las personas antes de conocerlas bien, pero un extraño escalofrío me recorrió la espalda cuando los vi cruzar la puerta. Eran un matrimonio inusualmente joven, teniendo en cuenta que tenían dos hijos que fácilmente tenían la edad de Douglas.

Yo estaba sentada en las escaleras que daban a la planta alta de la casa cuando tocaron la puerta, sin embargo no me moví, porque sabía que alguien ya había salido a correr a abrirle a quien sea que estuviera del otro lado.

Las cuatro personas desconocidas para mi, entraron sacudiendo sus cuerpos porque afuera había comenzado una lluvia torrencial que no tenía pinta de querer parar aún. Ellos no habían reparado en mi presencia aún, así que aproveché eso para observarlos con más más detenimiento.

La mujer que encaraba la fila de cuatro personas, era de estatura media, cabello rojizo, casi tanto como el de tía Sarah, estaba perfectamente enfundada en un tapado de cuero negro que le cubría las piernas cinco centímetros por encima de las rodillas, ella no parecía pasar de los treinta años. A su lado, el que supuse era su marido por la forma en la que tomaba su mano, un hombre de cabello oscuro y tez morena, no parecía diferir del atuendo de su acompañante, ambos vestidos completamente de negro.

Por la parte de los chicos que iban con ellos, no había podido verlos con claridad, porque estaban más lejos que los demás y porque uno de ellos llevaba puesta la gorra de la sudadera que tenía puesta, cubriéndole casi toda la cabeza.

- ¿Qué haces ahí, Belle? Vamos, saluda a las visitas - apenas había notado que Sarah estaba detrás de mi cuando hablo, y ahora todos estaban mirando en mi dirección. Puso una mano en mi espalda y me obligó a ponerme de pie para caminar hacia ellos. - Es tímida pero tan simpática como lo era su madre - dijo una vez estuvimos de frente, no dije nada, a pesar de que me incomodaba que hiciera tales comparaciones.

- No te preocupes, Bella, ¿cierto? He escuchado la cantidad de gente que ha venido a verlos, esto no debe ser cómodo - pronunció la mujer delante de mi, con una sonrisa de comercial en los labios, su belleza era simplemente increíble - Mi nombre es Dária y ésta es mi familia, Steve, y mis hijos, Marco y Leondre.

Beso de Lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora