Ocho: Desafíos.

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8.

La semana paso más tranquila de lo que me había imaginado que sería y el viernes por la tarde durante la última hora escolar, yo estaba oficialmente aburrida. Danielle, la chica que se sentaba junto a mi en varias clases durante la semana, parloteaba a mi lado sobre sus planes para este fin de semana, el que tendría, por lo que había escuchado, una gran fiesta en casa de otro de los chicos de último año y la que debía asistir si o si para poder incluirme.

La verdad era que no estaba interesada en ningún tipo de fiesta, sobre todo, teniendo en cuenta la última a la que había asistido en el pueblo.

Di un suspiro al mismo tiempo que el timbre avisaba que las clases habían terminado, el profesor Hoff, de historia, aviso que habría un trabajo de investigación que sería una integración para tener idea qué recordábamos y que no del año anterior. Entonces ya tenía mis planes para el fin de semana.

Siendo la última hora de clases, me despedí de Danielle prometiendo que pensaría mi respuesta sobre ir a la fiesta, a sabiendas de que en realidad ya lo había pensado.

No había tenido noticias de los hermanos Hunter desde que había escapado de su auto después de soltarles todo lo que pensaba. Eso me mantenía algo inquieta. Sí bien sabía que no habían perdido ninguna clase, al menos no las que que compartían conmigo, no los cruzaba por los pasillos ni los veía a la hora del almuerzo. Sus acechos en la ventana de mi habitación habían terminado, y Doug era mi nuevo chofer en las mañanas. No había tenido más apariciones sorpresas, ni nada por el estilo.
Eso debería haberme mantenido tranquila, pero por el contrario, estaba en un constante estado de alerta.

Visualicé a mi prima y a su séquito de fieles seguidoras algunos pasos más adelante. En un rincón, justo al lado de los casilleros, las cuatro chicas estaban rodeando a alguien. Repartiendo risitas tontas y aleteos de pestañas, quise hacer un gesto vomitivo pero me mantuve tranquila mientras me acercaba a ellas.

Holly no reparo en mí presencia, pero si lo hizo Oliver, quien era la nueva víctima de aquel grupito. Él me miró, con los ojos brillando, como si hubiera visto en mí su salvación. Y así se abrió paso entre los cuerpos de aquellas chicas para llegar hasta mí.
Frene mí caminata al mismo tiempo que se despedia de forma apresurada y cortante de las chicas, y en cuanto llego a mí lado, pasó su brazo por encima de mis hombros.

- Acabas de salvarme la vida. -murmuro contra mí oído en voz baja y con una sonrisa forzada hacia sus seguidoras, empujó mí cuerpo para que ambos caminaramos a la salida.

Lo seguí sin decir nada aunque sintiéndome extraña bajo su abrazo. Él me volvió a mirar en cuanto estuvimos fuera del campo de visión del cuarteto de mujeres.

- Bien... Ahora sí, hola, preciosa. -hablo, separando nuestros cuerpos. - He estado buscándote todo el día.

Me pregunte que tan cierto podía ser eso.

- ¿A mí? ¿Para qué? -pregunté con cautela. Los Hunter, si bien habían desaparecido de mí vida momentáneamente, me habían plantado la duda acerca de este chico de sonrisa brillante.

- Bueno, ya habrás oído que hay una fiesta esta noche... -comenzó, y mis labios formaron una mueca - Entonces, me preguntaba, si te gustaría ir conmigo.

Lo pensé un segundo y mí cerebro, extrañamente, formó un montón de advertencias acerca de esa invitación.

No, no, no, no y no.

- Mm, en realidad estaba planeando pasar el fin de semana en casa... Ya sabes, la mudanza y los cambios, no me han dejado descansar bien y...

- Por favor, bonita, no tomaré un 'no' como respuesta.

Beso de Lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora