Siete: Tormentas.

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7.

Me quede de pie frente a la amplia entrada del edificio que me proporcionaba educación en ese punto de mi vida. Mirando a mi alrededor, pude notar que toda la población del colegio había corrido a refugiarse de la lluvia que caía torrencialmente sobre nosotros desde hacía unos quince minutos.

Mire hacia el cielo resoplando y maldiciendo al tiempo en esa zona del país, que hacía que cada dos días todo se llenara de agua. El cielo me contestó con un tronido y un juego de luces que no hizo más que asustarme.

Había pasado todo el día evitando a los Hunter y había olvidado que no me había transportado mágicamente hasta la escuela ese día, sino que ellos eran mis chóferes. No me habría molestado caminar, fuera la distancia que fuera, para mantenerme fuera de su alcance un poco más pero ahora llovía y no era muy simpatizante de contraer gripe o alguna otra enfermedad.

Decidida empecé a caminar, apretando el bolso entre una de mis manos y con la otra intentando cubrir inútilmente mi cabello. Encogiendo mis hombros corrí un poco más, sintiendo como mi ropa empezaba a empaparse en menos de un minuto y mis huesos empezaban a sacudirse por el frío.

- ¡Belle!

Estaba casi segura de que esa era la voz de Leondre a través de la lluvia, pero no me podía voltear a mirar sobre todo cuando intentaba no caer mientras evitaba charcos de agua y estudiantes apresurados por el mismo motivo que yo tenía. Él grito una vez más pero sabía que estaba suficientemente lejos para que no me alcanzara, así que corrí más saliendo del territorio de la escuela. Crucé la calle de manera rápida pero cuidadosa y me metí en una calle que suponía iba a llevarme hasta mi casa.

Mis pasos se hicieron más rápidos y pronto noté cómo las calles empezaban a verse más desiertas, lo que podía ser consecuencia de la lluvia o porque me estaba acercando al bosque, lo que sería una buena señal porque la casa estaba por esa zona.

¿Verdad?

Mire a mi alrededor intentando buscar un punto de referencia, algo que me dijera que estaba cerca. Nada.

Empece a desesperarme. ¿Y si me había perdido? Di una vuelta esperando encontrar algo conocido.

A unos metros de distancia, pude ver a una persona yendo en la misma dirección que yo así que pensé en pedirle algún tipo de indicación. Por lo que podía ver, era un hombre, delgado y largo con la cabeza cubierta por la gorra de un sobretodo negro que solo dejaba ver la parte baja de sus piernas. Casi me pareció haberlo visto descalzo, pero eso no fue lo que llamó mi atención.

Mi cuerpo de por si ya temblaba del frío pero en cuanto me acerque a él, sentí como si todo se convirtiera en hielo. Sabía que le estaba dando las órdenes a mis piernas de que se movieran pero me podía ver parada en el mismo lugar.
Lo vi darse la vuelta por lo que pareció una eternidad, y contuve el aliento cuando puede ver ese par de ojos brillantes acercarse a mi en un remolino rápido que me hizo cerrar los ojos. Mi garganta se cerró y lo vi terminar justo frente de mi. No podía distinguir los rasgos de su rostro con claridad, pero estaba aterrada.

Todo paso en cámara lenta después, escuché un grito y mi cabeza girar, mis piernas temblaron y todo se volvió negro en un segundo. No estaba segura de qué había pasado pero pude sentir unos brazos suaves atajar mi caída antes de tocar el suelo en el momento en que perdí la consciencia.

Abrí los ojos de una sola vez. Recordaba estar en un bosque oscuro siendo perseguida por un hombre vestido de negro que se movía más rápido que cualquier cosa que hubiera visto antes. Podía escuchar con claridad esa voz llamando a mi nombre una y otra vez en mi cabeza, repitiéndose sin parar.
Tenía la respiración agitada cuando me incorpore en mi lugar, y fue entonces que me di cuenta de que no sabía dónde estaba.

Beso de Lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora