8. Cosas sobre ti...

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— ¿Y ahora a ti qué te pasa que no has comido nada? —preguntó mi mamá, dirigiéndose a mí.

—Am, nada. Sólo que ya me había tomado una soda.

—Pues... Esa cara que traes no es muy alegre que digamos. Te pasa algo, ¿cierto? —volvió a preguntar, de forma insistente.

— ¡Ya basta de preguntas! ¡Estoy harto! —grité, parándome de la silla.

No podía mantenerme quieto, no después de lo que descubrí en la mañana. Me dirigí a mi cuarto y ahí ahogué mi mente por un rato con un anestésico llamado música.

Escuché mi música mientras mi mente repetía esa frase con esas palabras tan duras una y otra, y otra vez.

"No te metas en mi vida. No te metas en mi vida. No te metas..."

Y así fue. Las palabras de Mack me golpearon muchísimo peor que una bola de demolición en mi cabeza. Peor que una piedra enorme cayendo de empicada hacia mi estómago. Más que nada.

No te metas en su vida. No te metas en su vida.

Me repetía esas palabras constantemente.

"Llegué a su casa. La puerta estaba abierta y no habían signos de su mamá por ninguna parte del primer piso. Escuché algo de música proveniente del segundo piso, esa debería ser Mack.

Cuando subí las escaleras, llegué a la puerta de su habitación, y girando el pomo de la puerta, un ligero olor a nicotina inundó mis pulmones. Con mucha más curiosidad abrí la puerta, solo para toparme con una nube espesa de humo gris, por la que apenas se le podía mirar a través.

Tapé mi nariz y mi boca con una mano, mientras que con la otra intentaba dispersar el humo. La música alta, olor intenso por toda la habitación, ventanas cerradas y poca luz, así estaba la cosa.

Cuando encontré el interruptor de luz, logré ver a Mack tumbada sobre la cama. Con una apariencia de estar borracha, o drogada. Cuando me acerqué, ví que traía un cigarrillo en la mano, estaba encendido. Una sensación de indignación y hasta repugna, entraron en mi cabeza. Quise salir, gritar, lanzarme desde una altura. Pero no. Lo primero que hice fue apagar el radio con la música de Arctic Monkeys a un volumen estruendoso, abrí una ventana y fui hacia Mack, en un intento de quitarle eso de las manos.

Traté de hacerlo lo más sutilemente posible para que ella no despertara, pero ella no estaba dormida, ni desmayada. Me pude dar cuenta porque al sentir mi tacto ella abrió los ojos y se alejó.

Trató de ponerse de pie, pero no pudo. Mas bien, vacilaba.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, con todo el enojo que puede tener una persona drogada.

— ¿Qué estás fumando?

—Eso a ti no te importa, ¡devuélveme mi música! —gritó.

—Mackeena, por favor, dame eso. Te va a hacer daño, ¡por Dios!

—No te importa lo que haga, no te importa lo que me pase..

—¡Claro que me importa! Por lo que más quieras deja de fumar eso.

—¡Que no, dije! ¡Lárgate! No tienes derecho sobre mí, no te quiero ver cerca. Me das lástima.¡Déjame en paz, no te metas en mi vida!

Al no soportar esas palabras, salí de allí a toda velocidad, pero no me dirigí hacia mi casa, me fui al parque más lejano y allí me senté. No a llorar. Solo a enojarme conmigo mismo en un lugar público, para no estallar en mi casa.

Sensaciones de asco, miedo, repugnancia, indignación. Todas esas pasaban por mí y me golpeaban mientras lo hacían. Era como si cada una dejara su marca y me hacía repetir esas palabras en mi mente, una tras otra..."

Mi flashback fue interrumpido por el sonido del golpe del otro lado de la puerta.

—Hermano, ¿puedo pasar? —preguntó Susan desde afuera.

—No — respondí friamente.

—Voy a entrar de tdas maneras, necesitas desahogarte. Te conozco.

No tenía caso ocultarle la verdad, ella me conocía mejor que yo mismo, y sabía que algo muy malo me debería de estar pasando para que yo me comportase así.

Terminé diciéndole la verdad. No me pude contener y lloré. Ella había sido la única en ver mis lágrimas hasta entonces. Ni mi mamá. Ella me preguntó lo que iba a hacer, y yo le contesté con toda sinceridad: "no sé"

**

En todo el día n volví a saber de ella. Ni me asomé a la ventana, ni la llamé. Nada. Algo me decía que no iba a salir nada bueno.

Déjame estar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora