2. Una noche juntos

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-Susan, ¿¡has visto mi vestido rosa!?-preguntó mamá a gritos.

-¡No! ¡Tiene que estar en el cuarto de lavado-respondió Sue de la misma forma desde su habitación-! ¿¡No se supone que lo habías lavado hace una semana!?

-¡Gracias, lo buscaré allí!

Vestidos, trajes de baño, maquillaje. En fin, cosas de mujeres que nunca entenderé. Tanto grito de si el vestido, de que si el bloqueador, de que si los zapatos. Ah, me iba a volver loco. Tuve que salir por algo de aire. Con patineta en mano y un abrigo, salí de la espesa nube de arreglos de mi mamá y mi hermana. Puse el skate en el suelo y me subí en el.

De pronto sentí que alguien, también en una patineta, me pasó la mano en el cabello. Me dí la vuelta a ver quién era. No ví nada. Escuché risas y me voltee de nuevo.

Y la ví.

Estaba sobre una patineta negra, con unos shorts, unos Converse morados y una camiseta de los Rolling Stones.

La ví sonriente, mientras detenía su patineta, y se la agarraba bajo el brazo.

-Hola Drew-se aproximó a decir.

-Hola -dije, con una sonrisota de oreja a oreja, que creo que si me hubiesen tomado una foto, hubiese estado en el libro Guinnes de los récords mundiales por la sonrisa más estúpida.

-Ya te dijo tu mamá lo de que me voy a tener que quedar en tu casa, ¿Cierto?

-Em, sí.

-Será divertido-dijo con una sonrisa-. Tu mamá dijo que veríamos una película.

-Yo quería ir al cine. Pero cuando dijo que irías tú-estaba pretendiendo hacerme el interesante en ese momento. Quería sacar un tema de conversación entre nosotros.

-¿Te emocionaste porque era conmigo?

-Si te digo la verdad, sí- le dije con una mega sonrisa. Esa parte no era improvisada, la verdad es que sí me emocioné. Aún más cuando mi mamá dijo que nos quedábamos solos por cuatro días.

Y así nos quedamos conversando un buen rato. Mi mamá y el dúo dinámico ya se habían ido, así que estábamos solos.

Ella había traído una película romántica. Era de una chica y un chico. Él la amaba y ella también, pero al fin y al cabo no terminaron juntos. Ella quedó con otro, y el muchacho quedó solo. La película era "Tres metros sobre el cielo". Puedo honestamente decir que si no hubiera sido porque Mackeenna estaba ahí, me hubiese puesto a llorar igual que Hache. El que ha visto la película sabe de lo que hablo.

Cuando terminó la película, nos pusimos a charlar en el sofá hasta que nos quedamos dormidos. Recuerdo que me desperté veinte minutos después y la ví recostada sobre mi pecho. Puedo claramente decir que aquella imagen fue lo más hermoso que pude haber visto.

Ella era hermosa.

La cargué suavemente en mis brazos, la llevé hasta mi habitación y después de una charla medio estúpida conmigo mismo, decidí acostarla en mi cama. Yo dormiría en el cuarto de huéspedes, pero después de verla sobre mi cama con unos shorts, una blusa corta y su pelo negro suelto, me dormí a su lado. Abrazándola.

Cualquiera en mi lugar la hubiese hecho suya. Yo no. No quería estropear la oportunidad de tener algo con ella.

Se veía tan inocente durmiendo en mis brazos. Tan inocente, tan frágil. Tan dulce, tan hermosa.

-Drew, despiérta -pude oír su voz entre sueños-. Ya amaneció.

Abrí los ojos con dificultad. Restregándomelos varias veces para poder divisar claramente las imágenes.

Déjame estar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora