Luna Llena.

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Pasaron unas semanas, cada día nos uníamos más, era como una amistad con derechos, derechos que solo ella tenía, ya que yo nunca me atreví a hacer algo sin que ella diera el primer paso.

Era miércoles, yo andaba muy despistada, pensando en lo que sentía y para dónde iba todo esto.
Al salir de clases se me acerca Lorena:
- El viernes hay una fiesta en el colegio de mi hermana ¿Me acompañarías?
- Debo ver si puedo, a la noche te aviso.
- Bueno, si no puedes no te preocupes.
- Okey, adiós.
- Adiós.
Hace tiempo no teníamos una conversación tan fría, pero ya mi mente me estaba jugando en contra.

Al llegar a casa pregunte si podía salir, me dijeron que si, pero que llegara temprano. Así que de inmediato llame a Lorena y le avise, ella fue muy cortante, quizás por cómo le respondí hoy.

Llego el día viernes y quedamos en juntarnos en el metro, tenía mucha ansia de verla, abrazarla y besarla, pero venía con su hermana menor, así que me calme y trate de disimular.
Nos fuimos en un taxi, al llegar la hermana se fue con sus amigas, mientras que con Lorena nos pusimos a ver las cosas por si había algo bueno. Pasaron unos minutos y el gimnasio se volvió una discoteca.
- ¿Vamos a bailar? - me preguntó.
- No soy muy buena.
- No seas fome, vamos, di que sí. - me puso su cara más tierna, era imposible negarle.
Nos fuimos a un rincón bastante oscuro, ella comenzó a bailar muy coquetamente, yo con suerte movía las piernas (estaba muy nerviosa), agarro mis manos y las puso en su cintura, estaba tiritando tontamente, ella me ponía así.
- Relájate y pasémosla bien. - me dijo riéndose y guiñándome el ojo.
- Pero está tu hermana, nos puede ver.
- No te preocupes, pasémosla bien y olvídate del resto. - Se me acercó y comenzó a bailar.
- Necesito una cerveza.
Me agarro de la mano y me llevó donde vendían tragos, pidió 6 golpeaditos, 3 para cada una, ayudo harto para entrar en confianza.
Volvimos al rincón y comenzamos a bailar, ella bailaba muy bien, creo que esta mujer es perfecta. La mire por mucho rato, no aguante y por fin me atreví yo a darle un beso, la apoye en la pared y comencé a besarle el cuello, ella me empujo, pensé que se había molestado, pero no, me dio la mano y me dijo que fuéramos a otro lado.

Yo no sabía a dónde íbamos, pero mientras más caminábamos, más solo estaba. Hasta que llegamos a un patio.
- Vamos a la banca de allá. - me indicó una banca que ni se veía.
- Yo no sé dónde estoy, solo te seguiré.
- Tranquila, aquí nadie viene, es el patio de kinder.
No había luz, ya que nadie podía pasar, solo había un luna llena que iluminaba parte del patio. Nos sentamos, continuamos besándonos, ella se puso sobre mí, comencé a morder su cuello mientras mis manos acarician sus piernas, pero no aguante, metí mi mano bajo su blusa y comencé a tocar lentamente su espalda, sentía su respiración, se notaba nerviosa, un tanto tensa, sus besos me tenían en otro planeta, pero me controle, ya que podía llegar alguien en cualquier momento.
Después de uno rato que nos besamos y con muchas ganas de ir más allá, ella me dice que volvamos para ver a su hermana porque ya era hora de irse. Así que me pare, caminamos de vuelta al gimnasio por un pasillo, de repente se me acerca y me dice que nunca se había sentido tan bien, solo atine a darle un beso y seguimos caminando como si nada hubiera pasado.
Buscamos a su hermana y calabaza, calabaza, cada una para su casa.

Esa noche me di cuenta que realmente me estaba enamorando, que ya no había un segundo que no pensara en ella. Pero siempre estaba la maldita duda si realmente ella sentía algo por mí o solo estaba confundida.

Todo Depende De La Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora