Capítulo 1 "Marea"

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Londres, Inglaterra. Siglo XVI.


-¡Todos a bordo!- se escuchó el grito de un hombre, rompiendo la melodía creada por las aguas golpeando la madera del barco en el puerto.

Los tonos grises inundaban el cielo esa mañana como montones de lana agolpados unos sobre otros, creando distintas capas que parecían irse volviendo más oscuras cada vez como si se tratara de un artista inconforme con el tono de sus pinturas.

La melancolía y la tristeza flotaban en el aire como el perfume de la brisa marina al igual que el temor brotando de los cuerpos de los distintos mortales agolpados en la cubierta, unos preocupados por el tiempo y otros por distintos de los suyos, unos murmuraban palabras para calmar a algunos y otros se encomendaban a alguien a quien nunca habían visto en su vida pero que creían gobernaba en el cielo.

Eran patéticos.

Algunos aromas viajaban por el aire cuando pasaban cerca de él y le parecían desagradables, mientras que otros parecían llamar a su verdadera forma a que saliera y les extrajera hasta la última gota del elixir carmesí que corría dentro de sus cuerpos.

Todos tenían gustos diferentes aunque su fuente de alimento base fuera la misma, pero podía decirse que seguían un patrón similar al de los humanos, comían lo que les provocaba hacerlo, lo que les atraía y captaba su atención a menos que fuera algo de vida o muerte, si un vampiro estaba demasiado herido o había pasado un período demasiado largo sin alimento no iba a ponerse a elegir, simplemente iba a tomar la sangre a su alcance como dictaba su instinto que hiciera.

Vio las aguas oscuras mientras se recargaba en la baranda en la cubierta del barco y sonrió encontrando aquel azul casi negro, encantador.

-El barco zarpará en unos minutos- escuchó a su espalda y se irguió, mirando el oscuro océano extenderse más allá sin dejarle ver su destino.

-Que todos estén listos, no quiero hombres que se queden en el puerto y de ser así, sería mejor que acabaran con sus patéticas vidas antes de que yo los degollé por no seguir mis instrucciones tal como se los ordené- dijo con simpleza antes de girarse y encontrarse con aquel pelinegro de tez blanca que le servía como guardia personal y estratega militar en su clan.

El mayor asintió de forma casi imperceptible y el castaño sonrió.

Una semana atrás había recibido por parte de su guardia personal noticias sobre su collar y las personas que lo habían tomado. El clan Hrovat había hurtado su collar, aquel que le pertenecía en esos tiempos al convertirse en la cabecilla de sus hombres unos años atrás, pero no había podido dar con el paradero de aquellas ratas escurridizas una vez que abandonaron la isla, por lo que enterarse de las buenas nuevas le divirtió y le causó gran placer, especialmente porque por fin podría recuperar aquella pieza invaluable.

Nadie se salía con la suya cuando tomaba algo que le pertenecía al clan Warwick.

Escuchó una voz a lo lejos, los murmullos, las gaviotas y el rugido del océano mientras el viento le revolvía los cabellos y supo que solo sería el comienzo de un viaje entretenido, especialmente cuando había tantas almas mortales llevando en su interior su alimento y estaban acorraladas en una construcción de madera en medio de un azul infinito que asemejaba los confines del infierno ese día.

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"Encuentra la vida, el amor y el sentido y deja todo el sufrimiento atrás, para poder crear otra historia lejos del vacío y la obscuridad" –L.F.



Florencia, Italia. Siglo XVI.

Abrió sus ojos cuando escuchó ruidos mientras estaba acostado en la cama y su mirada se desvió a su izquierda, encontrando a un joven en camisón sentado a su lado comiendo un par de uvas moradas.

-¿Por qué haces eso?- cuestionó incorporándose, dejando que la tela se deslizara por su cuerpo dejando apenas cubierta la cadera de su figura desnuda.

No dormía realmente porque no podía hacerlo, pero normalmente su mente se perdía en algún momento en la oscuridad cuando sus ojos se cerraban y podía quedarse así por tiempo indefinido, era similar a lo que hacían aquellos monjes de oriente y que llamaban meditar, pero su sentido auditivo siempre estaba al pendiente a pesar de que sus pensamientos se esfumaran.

-Tengo hambre- murmuró en respuesta luego de voltear a mirarlo y sintió como este tomaba una uva y la ponía entre sus labios, algo que no rechazó y aceptó gustoso a pesar de jamás hubiese tenido el hábito de comer lo que los humanos.

-La comida no cumple ninguna función en nuestro organismo, deberías dejar de actuar como un mortal cuando estás en este lugar lleno de vampiros- ya había pasado un mes desde que había formado el vínculo con el castaño, pero este seguía comportándose como un humano cualquiera en muchas ocasiones.

Es cierto que todos tenían costumbres y si no fuera porque bebían sangre, nadie pensaría que no eran humanos, pero Kyuhyun seguía teniendo aquellos comportamientos que los suyos nunca tuvieron o dejaron de lado cuando fueron convertidos y esos eran verse afectado por cosas que a ellos no les aquejaban debido a su naturaleza vampírica como era el caso del hambre durante distintas horas a lo largo del día, sus comentarios sobre que el día estaba frío o caliente y el hecho de que quisiera pasearse durante el día como si el sol no le lastimara.

A veces pensaba que era la costumbre, pero no podía culparlo, había vivido su vida siendo un humano casi en su totalidad, pero aquel mes no era nada comparado a todos esos años y los que viviría ahora que era inmortal.

-Me gusta el sabor- se excusó y Jongwoon se inclinó un poco hacia él, aspirando el delicioso aroma de su sangre, le fascinaba su esencia, en especial cuando esta brotaba mucho más fuerte al dejar salir su otro lado.

-Entiendo- dijo, tomando su mano derecha para dejar un beso sobre el dorso de esta –dime lo que quieras y yo lo conseguiré para ti- se ofreció sin poder ocultar el amor que le profesaba al más joven.

-Me haces sentir como un niño- comentó, dejando el platito con fruta a un lado en una pequeña mesita de madera oscura.

-¿Y eso no te agrada?- comparado con el, Kyuhyun resultaba un crío que apenas empezaba a dar sus primeros pasos, pero el castaño lo veía con ojos de humano y no con los de un vampiro en esas circunstancias.

-No- respondió mientras miraba aquellos ojos negros tan conocidos y sus manos se apoyaban en el pecho desnudo del pelinegro para dejarlo de espaldas en la cama –no me gusta que me trates como a un niño, prefiero que me veas como a un adulto, de esa manera en que lo haces en ocasiones cuando me tocas de forma inapropiada- explicó antes de tenderse a un lado del mayor y aferrarse a su cuerpo.

-Kyuhyun...-

-¿Podemos dormir un poco más? Tengo sueño- dijo con lo ojos cerrados, cambiando el tema de la conversación y a pesar de que Jongwoon quiso rebatir ese punto, terminó aceptando porque eso hacía feliz al castaño, pero todavía le costaba entender ese tipo de comportamientos en el menor.

Jungsoo le había mencionado algo sobre los ojos de Kyuhyun luego de notar su coloración en aquel día semanas atrás, el también lo sabía pero prefirió no mencionar nada al respecto, dudaba que sus ojos se debieran a una vieja fantasía.

-¿Qué sucedió? ¿Por qué sus ojos...?- había preguntado apenas y se habían quedado a solas una vez que Jongwoon dejó al castaño en sus habitaciones.

-Tampoco lo sé-


El rey del clan Zhang Xián tenía más siglos acumulados en su inmortalidad, por lo que era normal que sus conocimientos en algunos temas fueran más bastos, en especial si recordaba que este era un hombre de ciencias.

Había cuestionado la vinculación entre el y el menor, la transformación de este, pero no supieron explicar las cosas y se dijeron que quizás era consecuencia de restituir un lazo ya perdido anteriormente.

Jongwoon lo había notado, la transformación de Kyuhyun no había sido muy común, en especial su control sobre su nuevo lado, el menor no tuvo aquella ansiedad de la primera sed, esa que debía suprimirse y controlarse para evitar que derivara en un comportamiento salvaje que arrasaría con distintas vidas sin motivos y aprendiera a solo beber para saciar su hambre, sino que este se había mantenido sereno como si estuviera familiarizado con ello.

Le pareció extraño que Kyuhyun tuviera tanto autocontrol cuando recién su cuerpo aceptaba el cambio, ver como su nueva esencia resguardada en su ser podía salir y ocultarse en un simple parpadeo.

Había muchas cosas que no entendía de Kyuhyun, pero nunca había entendido a los humanos completamente.

Salió de la cama dejando al castaño en ella y buscó sus ropas para vestirse, viendo al menor enrollarse entre las sábanas para acomodarse mejor. Jongwoon sonrió al ver a aquel joven adulto parecer el chiquillo de antaño y se acercó para dejarle un beso en la sien –descansa pequeño- murmuró y lo vio fruncir el ceño ante el apelativo pero este no se quejó.

El moreno salió de sus habitaciones y comenzó a caminar para salir del castillo. Luego de que hiciera a Kyuhyun su vínculo, nadie había vuelto a ver mal al menor, en especial los sirvientes del castillo que nunca estuvieron conviviendo con un mortal. Había tomado el mando del clan y se había convertido en la cabecilla del mismo por lo que su pareja accedía directamente al mando junto con el y como tal, Kyuhyun tenía tanto derecho como él de ordenar a los miembros del clan lo que creyera conveniente.

Al inicio se había presentado algo de descontrol con la muerte reciente de la líder, además de que algunos habían sido heridos y todo un clan había quedado sin mando. Algunos vampiros se habían unido a su señorío mientras que otros prefirieron alejarse y unos cuantos más fueron ahuyentados al ver que no parecían tener pensamientos muy distintos a su ex líder y temía que lastimaran a los suyos.

Había habido algunos inconvenientes entre los miembros, no parecían querer entre ellos a miembros del clan que los había atacado, pero les habían puesto a prueba y había acordado que el primer incidente les haría acreedores de la expulsión y destierro del territorio.

Podía ser que no dudara de la lealtad de algunos hombres, pero primero debía preocuparse por los suyos como la cabecilla de todo clan debía hacer.

Últimamente las cosas se veían calmas o siempre lo habían sido en Florencia donde estaban asentados ellos y el clan proveniente de China con el que tenían un acuerdo de paz o cordialidad, realizado por su difunta madre y Jungsoo.

No todos los vampiros eran enemigos de otros de su raza, pero siempre podían haber percances por ampliación de territorio, poderío o porque ambos querían una misma cosa, pero muchos preferían vivir sin llamar demasiado la atención y mezclarse entre los humanos para hacer con su inmortalidad lo que les placiera como solían hacer todos en su mayoría.

Aspiró la humedad flotando en el aire, el aroma del follaje oculto entre el manto blanco que gobernaba los colores que habían estado presentes desde mucho antes y miró a la distancia un bosque conformado de troncos delgados de piel oscura con apenas un par de hojas encima para cubrirse de la tempestad a diferencia de otros que conservaban su follaje y les daba la apariencia de avecillas con plumas desarregladas de los primeros días de desarrollo de su vida.

Miró el cielo gris con nubes arremolinadas en lo alto y sonrió suavemente mientras veía pequeñas motitas caer de forma solitaria a distinto ritmo.

Dance of Midnight {YeHyun} *segunda temporada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora