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—Babosos...—Dije en un susurro. Aún así, Rachel alcanzó a oírme.

— ¿Decías?

Enrojecí al instante.

— ¡NADA! – Exclamé.

Me volví hacia los babosos, y ante mi mirada de rabia, todos se volvieron a lo que estaban haciendo.

Rachel empezó a buscar a Logan entre la multitud, mientras me quedaba a su lado, sabiendo que debía buscarme a alguien con quien bailar cuando ellos se encontraran. No me iba el papel de violinista.

Pero Logan no había llegado aún y ella puso mala cara, pero yo celebré y celebré en mi interior.

La tomé del brazo y le pedí que bailara conmigo, era el primer baile, y era para mí, sólo para MÍ.

Bailé con ella prácticamente toda la noche, ya que el baboso de Logan no se dignó a aparecer. Me dio rabia, porque una vez más, la había dejado plantada.

Para volver, decidimos caminar, no estaba muy lejos, y la verdad, habíamos bebido los dos un poquito. Bueno... quizás bastante. Reíamos, los dos, pasados totalmente de copas, sujetos para no perder el equilibrio. Rachel incluso se había quitado los tacones y los llevaba en la mano.

—Me caeré... ¡me caeré! —tropezó y estuvo a punto de caer, pero yo la cogí a tiempo. Ella me rodeó el cuello con los brazos. Me puse nervioso. —Mi héroe... Siempre estás ahí... Logan nunca lo esta— Lo último lo dijo con algo de melancolía en la voz.

—Ese no val...

—Shh...—me interrumpió— Él no importa ahora.

Poco a poco las distancias iban siendo cada vez más inexistentes, solo podía sentir su respiración cerca, tal vez demasiado cerca, cerré los ojos, pero recuperé la cordura y los volví a abrir.

Rachel estaba tan cerca que el suave aroma de su cuello hacía que me estremeciera, me volvía loco, sabía que esta era mi única oportunidad.

"Que puedas no significa que debas, Ricky, recuérdalo bien" —Dije para mi

La molesta vocecita de mi cerebro era repelente. Intenté cerrar los ojos, imaginar que no estaba pasando nada, pero ella me tenía fuertemente cogido de la cintura.

Mandé la razón de vacaciones, era mi oportunidad...mi única oportunidad y no iba a desaprovecharla.

Uní mis labios a los de ella en un profundo beso. Sus labios se amoldaban perfectamente a los míos, como si hubieran sido diseñados para estar juntos. Subí hacia las nubes y posé lentamente los pies en el suelo, para subir otra vez, sonreí al apartarme de ella, ella también lo hizo, durante un buen rato caminamos juntos, de la mano.

La dejé en su casa, con una sonrisa en los labios. No tenía en mente besarla de nuevo, en el fondo me sentía culpable, parecía que me había aprovechado de ella estando borracha, yo también lo estaba un poquito, pero no tanto como ella.

Me di la vuelta e hice ademán de caminar hacia mi casa, pero ella me cogió firmemente del brazo, impidiéndome avanzar, me di la vuelta, sorprendido, y en ese momento Rachel me besó, ese si me pilló por sorpresa, pero a pesar de eso la correspondí, y durante un rato no hicimos más que besarnos en el umbral de la puerta de su casa. Ella me acariciaba la mejilla, suavemente, mientras yo la tenía cogida de la cintura. Nos separamos tras un largo rato, y esta vez sí decidí marcharme. Ella formuló una despedida y entró a la casa con una sonrisa. Yo hice lo mismo, también con una sonrisa en los labios.

Estaba muy feliz.


Por fin mi suerte estaba cambiando.


A travéz de la ventana -Adaptada- Historia Corta(Ricky Olson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora