Ganar el perdón

Epílogo

Kate levantó la mirada para observar a Nick y a Thery que jugaban con el perro, reían, corrían y rodaban por el césped.

Llevaban dos años casados y tenía la sensación de que día a día respiraban felicidad.

Y mucho más ahora que esperaban a un nuevo ser, Kate acarició su panza de cuatro meses y tomó el diario que escribía para su segundo hijo.

Hola, bebé.

¿Cómo estás allí dentro?

Aquí te esperamos y queremos mucho, así que no te preocupes por nada.

Tu hermana está contenta de tu llegada y hace miles de planes para cuando llegues y tu papá está muy ansioso.

Porque él nunca vivió esta parte, así que cada vez que te mueves o creces, se maravilla. Me gusta verlo así.

También para mí será algo nuevo cuando llegues, tenerte en mis brazos, darte de comer, cambiarte, verte cambiar día a día, será un gran milagro para mí.

Así que aunque seas nuestro segundo hijo, aprenderemos muchas cosas con tu llegada. Eres un nuevo comienzo.

Sólo quiero decirte que te amo y tendrás una familia que te amará cada día.

Y algo más, eres hijo de un gran amor, de uno que recorrió un largo camino para llegar a este día.

Kate guardó el diario cuando vio a Nick aproximarse.

-¿Vamos a comer algo? – le preguntó arrodillándose al lado del sillón en el que descansaba.

-Siempre estoy de acuerdo con comer- respondió ella y él rió. Luego se inclinó para besarle la panza.

-¿Qué te decía tu mamá, bebé?

-Le hablaba del secreto de la felicidad.

-¿Y se puede saber cuál es?

-El amor – respondió Kate y Nicholas la besó antes de que llegara Thery a buscarlos.