Ciudad Verde II

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Volvimos al Centro Pokémon y comimos allí. Mientras comíamos eché un vistazo al mapa de Ciudad Verde que cogí en el centro cuando llegué a la ciudad.

En la ciudad habían tres centros pokémon, para hospedar a los cientos de entrenadores que pasaban por aquí por duplicado, los que iban a Ciudad Plateada, y los que iban a por la octava medalla.

Además había cinco campos de combate. Los campos de combate eran grandes superficies, que albergaban suficiente espacio para hacer cinco combates diferentes dentro. La gente iba a allí para combatir contra entrenadores de su mismo nivel y fortalecer a sus pokémon.

Después de comer, cogimos las bicis y fuimos al campo de combate más cercano.

-Chicos-dijo Hono cuando íbamos los tres en la bici-yo no he tenido la oportunidad todavía de entablar un combate.

-Tranquilo Hono-dijo Peter-lo has visto mil veces en la tele, te saldrá solo, ¿conoces los movimientos de Charmander?

-Si, si, se todo sobre Charmander, todo lo que ponía en la Pokédex al menos.

-Más que suficiente-dije yo-mirad ya hemos llegado.

Aparcamos la bici en un parkin de bicicletas y entramos en el campo. Era un gran descampado con líneas en el suelo que delimitaban el espacio para los combates.

No tardamos en separarnos y buscar combates por nuestra cuenta. Me acerqué a una chica estaba sentada apoyada en el bajo muro que rodeaba al campo.

-Hola, soy Ed-le dije.

-Hola-dijo amablemente-soy Natalie, ¿Quieres un combate?

Nos acercamos a un espacio que había disponible donde pudimos combatir.

-¿¡Al mejor de tres!?-dijo Natalie desde un opuesto del campo.

-¡Claro!-dije yo desde el otro.

La verdad es que no tenía tres pokémon. Aunque no tendría que sacar a un tercer pokémon si conseguía derrotar a dos de sus pokémon sin dejar que derrote a ninguno de los mios.

-¡Adelante, Poliwag!-dijo Natalie, llevando la iniciativa del combate.

Una sonrisa apareció en mi rostro, si tenía suerte, Bulbasaur aún tendría fuerza suficiente para vencer a su segundo pokémon tras derrotar a Poliwag.

-¡Vamos Bulbasaur!

Los dos pokémon se encontraron de frente a unos cinco metros, el uno del otro. Se veía que Bulbasaur estaba deseando combatir, aunque ese Poliwag se veía dispuesto también.

-¡Doble bofetón, Poliwag!

Poliwag corrió hacia Bulbasaur, y cuando estuvo a menos de medio metro suyo dio media vuelta y abofeteó a mi pokémon con su cola.

-¡Atrás, Bulbasaur!

Bulbasaur, algo confundido por la lluvia de tortazos, dio marcha atrás bastante rápido y se alejó de Poliwag. El también retrocedió.

-Mi turno, ¡Bulbasaur, látigo cepa!

Esta vez Bulbasaur corrió hacia Poliwag, y cuando estuvo a metro y medio se detuvo y rápidamente de debajo de su bulbo salieron dos látigos que se levantaron y fueron a dar un golpe descendente a Poliwag en forma de X.

-¡A un lado Poliwag!

Pero los látigos vinieron de ambos lados y le golpearon. Poliwag cayó de culo tras el golpe y se quedó con los ojos cerrados.

-Poliwag, hipnosis.

-Oh, no...

Poliwag abrió los ojos de forma brusca, y miró directamente a Bulbasaur. Las pupilas de Poliwag comenzaron a moverse de forma extraña, y de repente Bulbasaur se cayó al suelo, dormido.

Una sonrisa se dibujó ahora en la cara de mi adversaria. No sabía que hacer ahora, Growlithe no lograría vencer a Poliwag.

-¡¡Bulbasaur, arriba!!

-¡Poliwag, doble bofetón!

Poliwag corrió de nuevo hacia Bulbasaur y le abofeteó en la cara.

-¡Vamos Bulbasaur! ¡¡Levántate!!

Cuando Poliwag ya le había dado como unos diez bofetones, y parecía que Bulbasaur no aguantaría mucho más, el pequeño pokémon se despertó.

-¡Bulba! ¡¡bulba...saur!!-decía el pokémon.

-Bulbasaur, vamos, ¡látigo cepa!-dije yo, recuperando la esperanza en la victoria de Bulbasaur.

-¡Retrocede Poliwag!

Pero Poliwag no estuvo lo suficiente lejos cuando uno de los látigos de Bulbasaur le dio en las patas, haciéndolo caer y otro en la espalda. Trás esto, Poliwag volvió a su pokéball.

Normalmente eran los pokémon los que iban a las pokéball cuando no querían seguir luchando, aunque si que es verdad que se había visto el caso en el que el entrenador se ha visto obligado a meter a su pokémon de vuelta a su pokéball, ya que este quería seguir luchando a pesar de los golpes que haya podido sufrir.

-Bien-dijo Natalie-vamos con mi siguiente pokémon, ¡adelante Sandshrew!

Un nuevo pokémon salió de la pokéball de Natalie.

-Aprovecha que está débil Sandshrew-fanfarroneó Natalie-¡arañazo!

-Bulbasaur, ¡detenlo con látigo cepa!

Sandshrew corrió hacia Bulbasaur con las grandes garras en alto. Los dos largos látigos de Bulbasaur descendieron rápidamente para golpearlo desde arriba, pero Sandshrew fue más rápido.

Cuando estuvo justo enfrente de Bulbasaur le dio un arañazo en la barbilla con la garra izquierda y otro en la frente con la garra derecha, el segundo arañazo le hizo sangre.

Cuando un pokémon pequeño sangraba, siempre volvía temeroso a la pokéball, pero ante el goterón de sangre roja que descendió por la frente del pequeño pokémon planta, Bulbasaur cerró los ojos haciendo una mueca de concentración.

Yo ya iba a devolver a Bulbasaur a su pokéball cuando de repente de su bulbo verde surgió un polvo amarillo que pilló desprevenido a Sandshrew y a su entrenadora.

Aquel polvo amarillo cayó sobre Sandshrew e hizo que se durmiese. Aprovechando esta situación, Bulbasaur giró la cabeza y dirigió su mirada hacia mi, esperando una orden.

Yo estaba pasamado, en seguida me di cuenta de donde estaba y de lo que pasaba, y le puse fin al combate.

-Bulbasaur...devuélvelo con su entrenadora.
Bulbasaur, sacó de nuevo sus látigos, los utilizó para agarrar a Sandshrew, y lo lanzó con fuerza en dirección adonde yo le había indicado.

Entablé varios combates hasta que anocheció, pero todos ellos con Growlithe y contra entrenadores más débiles que Natalie.

Cuando ya volvía con mis dos compañeros al Centro Pokémon, reflexioné sobre la naturaleza de Bulbasaur.

Me di cuenta que era muy especial, ya que no habían Bulbasaur con la velocidad y defensa física que mi Bulbasaur me había demostrado que tenía. Sí, efectivamente, aquel Bulbasaur era muy especial, nadie sabe lo que le deparará el futuro, pero sentía que estaba destinado a hacer grandes cosas.

El Circuito de las Ocho MedallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora