Capitulo 7

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Bajé por un camino hacia algún lugar entre las dos millas y media del compendio de la familia Fletcher y el resto de la ciudad. Las nubes excluían la luz natural de la luna y las estrellas. Los grillos grillaban y el esporádico aullido de un coyote se escuchaba. La carretera de asfalto crujía bajo mis botas.

Mi gran plan era dirigirme a la casa de Nan, cortar la tela metálica de la puerta del porche trasero y dormir ahí durante el resto de la noche. La mañana no estaba demasiado lejos. Para entonces habría dado con otro plan. Regresar a una casa de acogida no era una opción. Haría algo que me enviaría a prisión, antes de permitir volver en el sistema.

Estaba muy segura de que eran alrededor de las cuatro de la mañana, y estimaba que llevaría al menos una hora llegar hasta la casa de Nan. Me quedaría mucho tiempo para reprenderme una y otra vez por tomar una mala decisión tras otra.

La brisa ayudaba a enfriar mi piel, el calor disminuía con cada paso que daba. Odiaba que Owen me hubiera tocado. Odiaba que mi cuerpo respondiese sin mi consentimiento.

Odiaba que no hubiese sido capaz de alcanzar el jodido cuchillo.

De cualquier manera, ¿por qué Owen estaba interesado en mí? Me vestía con sudaderas holgadas de capuchas o camisetas de manga larga. Nunca me maquillaba. No me abría de piernas como las otras chicas en esta ciudad. Hasta hace poco, era dichosamente invisible.

Ya no gracias a Owen.

Ni siquiera tuve elección en el asunto, y lo que era peor era que a mi cuerpo le gustó, incluso lo quiso.

—Maldito traidor —susurré.

Lo que realmente me molestaba era que hubiese estado acompañando a Owen. Era dulce y amable cuando quería serlo, y tampoco lucía tan mal. Si tan solo me hubiera dado tiempo, entonces tal vez... No. Ni siquiera con tiempo.

No estaba construida de esa manera. Ni la cantidad de tiempo me haría querer algo que detestaba tanto.

Fuera como fuese, parecía que mis deseos aparentemente eran muy limitados a "casi ser violada" porque antes de eso, apenas sentí un hilo de deseo... excepto quizás por cierto rubio con inclinación al cuero. Genial.

Me preguntaba si había en internet alguna prueba de control para la neurosis. No lo sabría, no es que tuviera un ordenador. Mierda, tal vez si Owen lo hubiese sabido, habría tenido el momento de mi vida. En mi cabeza, me estaba gritando a mí misma. Si algo aprendí fue que el incidente solo probaba que no solo estaba una jodida, sino que necesitaba construir una muralla más grande de defesa.

Una con cañones y guardias con grandes armas.

Por supuesto, fue en el momento que estaba pensando en armas que el suelo bajo mis pies comenzó a temblar, el asfalto suelto repiqueteó entorno a mis pies. Una sola luz brillante iluminó la noche, con el tiempo cegándome mientras la motocicleta que estaba dirigiéndose hacia mí redujo la velocidad hasta parar a mi lado en la carretera.

Jake apagó el motor y se quitó las gafas para moto, pero seguí caminando.

—¿Un poco tarde para un paseo de la vergüenza, no crees?

—No tienes ni idea —dije.

Quería estar ofendida por lo que insinuaba, pero no estaba ciega por cómo esto se veía, una adolescente desaliñada caminando a casa antes del amanecer después de asistir a una fiesta. Yo habría pensado lo mismo.

En un instante, él estaba fuera de la moto y caminando a mi lado. Sacó una caja de cigarrillos y encendió uno al tomar una profunda calada.

—¿Por qué estás fuera? ¿Estás haciendo la caminata de lástima, o tuviste una pelea con alguien? —Me tendió el paquete de cigarrillos.

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