Capitulo 10

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Al día siguiente era mi primer día trabajando en el taller. Cuando me desperté, encontré una nota que Jake me había dejado, diciéndome que ya estaba trabajando y que debería encontrarme con él allá cuando estuviera lista. Me duché. Peiné mi cabello negro en una trenza simple y me puse un par de vaqueros y una camiseta de manga larga. Empujé mis pies dentro de las botas, pero me decidí por no usar mi sudadera con capucha en un intento de lucir algo profesional. Fue lo mejor que pude conseguir con lo que tenía. Agarré mi sudadera con capucha y me la llevé conmigo de todos modos, por si acaso sentía la necesidad de ocultarme en ella. 

Me presenté en la oficina que Reggie había dicho que era mía el día anterior. Dado que el taller no abría oficialmente hasta dentro de otra media hora, aproveché la oportunidad para organizar el desorden y quitar el polvo de los muebles. Sentí como si alguien me estuviera mirando mientras trabaja, y cuando me di la vuelta, efectivamente, vi a Jake a través de las persianas, limpiando la grasa de una llave inglesa con un trapo y sonriéndome a través de la ventana. No le quité la mirada de encima hasta que sonó el teléfono y me sacó de mis cavilaciones. 

—Buenos días. Garaje de Dunn —respondí de la manera en que Reggie me había instruido. 

***

El día entero pasó muy rápido, apenas tuve tiempo de terminarme el café y las donas que Jake me había traído mientras estaba al teléfono haciendo una cita de afinación2 para el Chevy del señor Grabel. Jake me había chequeado un par de veces, y cada vez que lo veía tenía más grasa en el rostro y en el mono. Programé todas las citas, contesté los teléfonos, realicé los pedidos que los chicos me habían traído garabateados en unos boletos, y a mediodía, crucé corriendo la calle para conseguir el almuerzo de los cuatro mecánicos. Estaban agradecidos pero comieron mientras trabajaban. Tuve la sensación de que estaban acostumbrados a la locura y de que podían haber comido un poco de grasa con sus sándwiches.

Jake se había ido en la camioneta después de comer y no iba a volver durante un par de horas. Me imaginé que salió para conseguir algunas piezas o para hacer recados relacionados con el taller. Me recordé decirle que estaría más que feliz de hacer sus recados así él no tendría que hacerlos.

Al final del día, Reggie se acercó y prácticamente me gritó para que me fuera. El archivador en el que estaba trabajando podía esperar hasta mañana. Estaba segura de que podía esperar, pero estaba disfrutando mi trabajo. Me dio un pequeño sentido de propósito y mantuvo mi mente ocupada. Era como otra forma para mantenerme adormecida.

Trabajo equivale a adormecimiento.

Tendría que recordar eso.

No había visto a Jake por la tienda, así que me dirigí de regreso al apartamento. Escuché abrirse la regadera y supuse que él había llegado antes que yo a casa. Mi atención fue capturada por lo que estaba en el mostrador. Una cámara, una moderna Canon, con tres lentes de largo alcance alineados junto a ella. Al lado de eso había lo que parecía ser un nuevo bolso de marca para la cámara.

No había manera de que ésta fuera la vieja cámara de su padre.

Jake salió del baño, envuelto en nada más que una toalla. El vapor salía detrás de él. Se detuvo cuando me vio de pie en la cocina. Sus esculpidos abdominales estaban en completa exhibición, los tatuajes de los que solo había visto porciones antes ahora estaban a plena vista, subiendo por su hombro en hermosas líneas tipo enredadera conectadas con pequeñas imágenes y letras que no pude descifrar. Las seguí con la mirada hasta donde terminaban en su cuello. La emoción en mí volvió.

—Oye, lo siento. No sabía que ya estabas en casa —dijo Jake.

Casa.

Alejé mi mirada de su pecho desnudo y en su lugar me concentré en el suelo.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2016 ⏰

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