Capitulo 8

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Cuando caminé hasta el patio delantero con la señorita Thorton, Jake estaba apoyándose contra la moto, fumando un cigarrillo. Sus ojos me siguieron y su rostro estaba completamente ilegible.

Asintió hacia la señorita Thornton mientras ella se metía en su pequeño coche plateado y encendía el motor. Entonces me pasó el casco y se bajó de la moto para que yo pudiera montar primero, como si lo hicimos antes. Estaba de pie, comenzando a quedarme boquiabierta ante él por lo que pareció una eternidad, antes de que él me diera una mirada de «¿vas a venir?»

Me situé el casco en la cabeza y me senté a horcajadas en la moto, agarrándome de la barra detrás del asiento. Jake me siguió después, y empezamos a recorrer el camino. Después de unos pocos minutos entramos al parqueo de Reparación Automotriz Dunn. Jake aparcó la moto al final de la pequeña entrada sucia al otro lado del edificio. Cuando me quité el casco descubrí que la señorita Thornton nos había seguido y ahora estaba aparcada detrás de la moto de Jake.

¿Qué diablos está pasando?

Jake no me dijo nada mientras esperaba a que la señorita Thornton saliera del coche. Cuando llegó a nosotros, con papeleo en mano, Jake nos condujo al lado del edificio en una pequeña entrada de hormigón y a una oscura puerta de madera, casi escondida entre dos descuidadas palmeras en tiestos. Desenganchó un conjunto de llaves de su cinturón abrochado y desbloqueó la puerta, poniéndose a un lado para que ambas entráramos.

Una vez entré me di cuenta de que este debía ser el apartamento de Jake. No era para nada como una tienda. Era pequeño, limpio y acogedor. Los suelos eran de un simple azulejo beige y las paredes pintadas de un amarillo cremoso. A la derecha había una pequeña cocina al estilo galera con simples gabinetes blancos con pequeños delfines de plástico como pomos. Los electrodomésticos eran pequeños y blancos pero parecían bastante nuevos. Los mostradores superiores estaban cubiertos de pequeños azulejos de azul oscuro con finas líneas blancas insertadas. Había un saliente al otro lado donde dos taburetes de bar estaban insertados. Detrás de éstos había una pequeña área que parecía ser diseñada para una mesa de comedor pero en su lugar se asentaban un pequeño escritorio de metal y un portátil.

Jake encendió todos los interruptores de las luces mientras pasaba cuando condujo a la señorita Thornton por el apartamento, pero esto iluminó un poco el oscuro espacio.

Había otra puerta para pasar a la cocina, y Jake la abrió para la señorita Thornton. Ella desapareció dentro y rápidamente salió, garabateando furiosamente en su portapapeles. Me encontraba de pie en el centro del salón con la mochila aún sobre los hombros. Jake se apoyó contra el mostrador mientras la señorita Thornton desprestigiaba una lista de preguntas.

—¿Dueño o alquilado?

—Ninguno. Mi padre posee una compañía de reparaciones y uso el apartamento mientras estoy en la ciudad.

—¿Cuánto tiempo se quedará en la ciudad?

—Me quedaré hasta que Abby cumpla los dieciocho, pero viajo por trabajo, así que habrá veces en las que me vaya durante un tiempo por aquí y por allá. —Sus repuestas eran simples y directas. La señorita Thornton asintió mientras continuaban.

—Espero que tome esto con seriedad, señor Dunn. La señorita Ford ahora está bajo su cuidado.

—Me lo tomo muy en serio, señora.

Ella puso su atención en mí.

—Su hogar parece solo tener un dormitorio. ¿Dónde dormirá la señorita Ford?

—En mi habitación —respondió Jake. Se dio cuenta de cómo sonaba eso cuando la señorita Thornton lo miró sospechosamente, y se corrigió con rapidez—. Eh, no... no así. El sofá del salón se abre así que ahí es donde yo estaré.

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