Helena cree que cada dibujo tiene una razón y un porque, debido a esto su colección de cuadernos es interminable.
Cada uno con bocetos diferentes y únicos reposan en su ya de por si abarrotado librero. Y no es para menos, soñando despierta crea mun...
No puede ser, que me está sucediendo. Porque no puedo dibujar?
Me cuestiono mentalmente mientras despegó el lapicero de mi cuaderno. Enseguida una voz masculina me trae de nuevo a la realidad.
—Asegúrense de estar preparados, mañana es el día. No olviden traer sus hojas de registro—Nos recuerda el asesor de la carrera a todos los solicitantes.
La universidad de arte es la aspiración de todos los presentes en aquella sala, la mejor de todas según muchos, la mía también.
Siempre hubo una conexion, Desde que sostuve una crayola con mis manos, quizás no la mejor herramienta para dibujar, pero para mi lo fue. Traspasar mis ideas al papel era impensable, casi mágico algo que me marcó desde pequeña, acción con la cual nunca me detuve. Dibujaba hasta que la hoja quedaba totalmente colorida o hasta que me quedaba sin hojas y usaba lo que tuviese a la mano. conforme pasaba el tiempo los crayones fueron sustuidos y mis habilidades incrementaron.
Por ello no me entraba en la cabeza que a un día de la prueba de ingreso mi mano decidiera sufrir de un enorme bloqueo. Sólo en una universidad de arte serían capaces de usar el método, a mi parecer más adecuado para ingresar. Un dibujo como examen, el tema "porque eres material para esta escuela?" vulgarmente dicho, pero bajo las instrucciones oficiales "dibuja algo significativo en tu vida." Lo había pensado detenidamente y aún no tenía idea de que hacer, trabajar sobre presión siempre me ayudaba, sin embargo hoy no era la ocasión.
Guarde mis materiales lentamente mientras los demás salían a toda prisa, no tenía ganas de volver a casa, al menos aún no.
Ya no puedo prolongarlo más. Pensé con abatimiento, me colgué la bolsa al hombro y camine hacia la parada de autobús, mismo que llegó al instante como si lo hubiese pedido, debía irme a casa, no necesitaba que el transporte se pusiera en mi contra también.
Al subir me percaté del asiento vacío casi al frente, no tenía ganas de irme hasta atrás así que lo ocupé. Poco a poco el autobús llegó a su capacidad y aún así nadie tomo el asiento continuo a mi. El olor a fracaso supongo. Momentos antes de mi parada oprimo el botón y bajo cuidadosamente como el anuncio lo indica. Lo que no advierten es tenerlo cuando ya estas abajo. Nada me hubiera preparado para lo que vi a continuación.
Era ella? o sólo alucinaba por su gran similitud a mi amiga de la infancia, aquella que había dibujado hace tanto tiempo. En verdad estaba a escasos metros de mi, obsequiandole un dulce a un niño? No, no podía ser. Era idéntica, la larga trenza, la vestimenta y esas orejas elficas no podían ser sólo coincidencia.
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Sólo una niña de 8 años diseña a una amiga imaginaria de tal forma. Tenía que saberlo, esto ya rayaba en lo ridículo aún asi me acerqué a ella lentamente, como con temor a que se evaporara con el aire. Lo más silenciosa que pude, la mire y finalmente me anime a tocarle el hombro con mi dedo, reclamando su atención cuando el niño ya se despedía de ella.
-Si?, en que puedo ayudarte- Respondió girándose del todo. Es ella! Exclamé mentalmente. En verdad es ella. La que dibujaba una y otra vez en hojas y hojas de papel, aún la recordaba perfectamente ella era...
