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Ella llegó a su casa y se dejo caer sobre el sofá. Había tenido mucha suerte al perderlo en la avenida. Por poco y la alcanza.

Se quitó los lentes y el casco y se dio una larga ducha. Mientras el agua corría por todo su cuerpo llevándose con ella toda la tensión del día, los recuerdos de la carrera volvieron a su mente. Como pudo lograr esa velocidad, la manera en que él la miro cuando le ganó y como ella le sonrío.

No sabía que hubiera sucedido si el la hubiera alcanzado ¿Cuál sería su reacción al saber que era ella?

Salió de la ducha y se puso una pijama cómoda para después irse a su cuarto, acostarse en su cama cómodamente, tomar el libro en el mueble de al lado y seguir leyendo.

Las paredes de su habitación estaban repletas de posters, recortes de noticias y fotografías de él. Se podría decir que ella su mayor admiradora. Había visto todas sus competencias, asistido a todas sus premiaciones y tenía todos los reportajes sobre él y sus logros. Lo había conocido desde mucho antes que comenzara llegar tan lejos. Era su amiga o al menos antes lo era. Ahora su vida eran los entrenamientos y casi no lo veía.

Como no tenía muchos amigos aparte de él y sus libros, ella comenzó a aburrirse. La escuela no le era tan exigente y siempre tenía las tardes libres por lo que decidió un día salir a pasear en su bici.

Pero un paseo tranquilo no le era suficiente, por lo que comenzó a entrenar contra reloj. Descubrió que era muy rápida cuando se lo proponía, pero nunca quiso inscribirse en ninguna competencia por miedo. Por alguna extraña razón no quería que el supiese que le gustaba el ciclismo, no quería sentirse falsa o que lo hacía por quedar bien con él. Por lo que lo dejo como un pasatiempo para ella misma. Nadie lo sabía. Era su pequeño secreto.

The Finish Line |Historia corta|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora