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Con el paso de los días ella comenzó a sentirse observada, por precaución no se quitaba el casco hasta llegar a su casa y siempre tomaba calles alternas y deferentes caminos para perder a cualquiera que intentara seguirla. Nadie podía conocer su identidad.

Cuando venía de regreso de la preparatoria se lo encontró por casualidad. Era muy extraño después de tanto tiempo sin verlo, sin contar la carrera. Se puso muy nerviosa y con mucho trabajo le dedicó una sonrisa.

-Hola- dijo tímidamente.

-¡Pequeña Cassie, cuanto sin verte!- dijo él alegremente revolviéndole el cabello castaño claro- ¿Cómo has estado?

-Pues bien ¿y tu? Me es muy extraño que no estés entrenando.

-Me dieron un mes de descanso obligatorio- dijo y le dedicó una sonrisa- así que aquí me tienes, buscando actividades para matar el tiempo.

Eso la alertó. ¿Y si era él el que la espiaba mientras entrenaba? Debía ser mas cuidadosa.

-Imaginó como te aburres sin tu bicicleta- dijo ella sonriente mientras lo miraba hechizada por sus ojos.

-Un día de estos deberíamos ir a tomar un café. Hace mucho que no vamos.

Algún tiempo atrás ellos iban a cafeterías semana con semana y perdían la noción del tiempo entre platicas y risas. A ella le fascinaba verlo hablar, las expresiones en su rostro, muecas y gestos. Y la pasión que expresaba al hablar de sus sueños.

-Claro cuando quieras, solo que mi estudio para el examen de admisión para la universidad me tiene muy ocupada por las tardes.

-Pues que te parece el fin de semana. ¿Voy a tu casa a las 5?

-Ajá.

-Pues hasta entonces- le dio un beso en la mejilla- adiós.

Y con ese simple gesto la hizo sonreír el resto del día y la noche.

The Finish Line |Historia corta|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora