Visita inesperada

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Petunia llego a casa y paso el resto del día aparentando no estar desquebrajándose por dentro. Al fin, al fin le había declarado a Severus su amor y él no la había insultado, no la había hechos sentir que no lo merecía por ser muggle. La esperanza se inflo en su pecho hasta que lo pensó de nuevo. Tal vez había sido toda una farsa, una treta para que ella aceptara cuidar a "su" preciosa Lily. Claro que fue solo por eso que la trato "bien" por supuesto. Había sido tan tonta.

Se dijo a si misma que no importaba, que ella tenía una familia ahora, que era una mujer fuerte ahora, que no le importaba lo que ese asqueroso mago pensara de ella. Pero aun así, el dolor en su pecho no disminuía.

No, no debería sentirse traicionada por él, él no significada nada ahora. Él no le importaba ya.

A la mañana siguiente cuando Vernon se había ido a su trabajo alguien toco a la puerta.

Petunia abrió con el pequeño Dudley en brazos y casi lo deja caer cuando vio al mago frente a ella.

-Severus - dijo sujetando mejor la pequeña bola rosada - ¿Qué...? ¿Qué haces aquí?

-Yo... necesitaba... bueno... ammm... pasaba por aqui.

Petunia reacciono y se dio cuenta de que la señora Peterson, la más chismosa de la calle se había asomado por la ventana.

-Pasa - lo jalo de la manga para que se apresurara.

Severus entro y se detuvo a mirar la decoración. Había muchísimas fotografías de Petunia y el que supuso seria su esposo. En todas Petunia lucia radiante, su cabello rubio bajo el sol brillaba como el oro y su sonrisa era autentica. Ahora que lo pensaba él jamás la había visto sonreír.

-Entonces ¿Qué haces aquí?

Se dio la vuelta para mirarla. Su mirada se detuvo primero en ella y después en la pequeña bola rosa en sus brazos.

-¿Es él?

-Sí, es mi hijo.

El pequeño era rosa y gordo, no se parecía a Petunia salvo en el cabello rubio que apenas le estaba creciendo en la cabeza. Aun así Severus no lo repudio como usualmente le ocurría con los bebes. Por el contrario se encontró casi dándole una sonrisa. Se detuvo a tiempo y cambio la sonrisa por una mueca.

-¿Y bien? - lo apresuro Petunia.

-No puedo comunicarme con ellos. Están escondidos.

-Oh, qué mal... ¿entonces no tendré que aceptarlos aquí?

Severus arrugo el entrecejo, Petunia casi parecía esperanzada.

-Se que no te llevas bien con Lily, pero es tu hermana.

Petunia suspiro.

-No tienes idea.

Coloco al bebe quien dormía sin enterarse de nada, en un pequeño corral para bebes y se dirigió a la cocina.

-¿Café o té?

-Café, ¿idea de qué?

Severus se paro en el umbral de la puerta y la observo bailar en la cocina. Llevaba unos pantalones azules bastantes pegados a su cuerpo y una blusa blanca, era obvio que no esperaba visitas pero aun así lucia hermosa. Su cabello estaba atado en un moño despeinado sobre su cabeza y no llevaba maquillaje. Severus sonrió ante lo naturalmente bella que le parecía.

-¿Qué es tan gracioso?

-Nada. ¿Idea de qué?

Al fin Petunia termino de hacer lo que sea que estuviera haciendo y se volvió hacia él.

El porqué de Petunia, historia completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora