Visita nocturna.

676 73 7
                                    

-¿Me dejaras sola? ¿Con Dudley? - pregunto Petunia angustiada.

-Lo lamento Petunia pero esta es una gran oportunidad en mi carrera – respondió Vernon sacando su malea del armario.

-Pero... pero... jamás he estado sola con el tanto tiempo.

-Eres su madre, ya te las averiguaras, además, solo come y duerme todo el día. No es tan difícil.

-Aun así... - Petunia suspiro dándose por vencida. – Bien... espero que logres impresionar a tu jefe cariño.

-Sabía que lo entenderías. – dijo Vernon dándole un casto beso en la mejilla.

Petunia se despidió de su esposo desde la puerta. Algunos vecinos ya habían adornado su jardín con calabazas y calaveras, ella aun no, a decir verdad lo había olvidado, con Dudley, Vernon y ahora... Severus y Lily...

Entro en la casa de nuevo cuando perdió de vista el auto y se desplomo en el sofá. Masajeo sus sienes y trato de tranquilizarse.

Severus había pasado la mañana entera en su casa, charlaron como si... como si fuesen... amigos. Una sonrisa se dibujo en sus labios pero una punzada de vergüenza perforo su pecho. No podía evitar sentir que traicionaba a Vernon. No podía evitar tener sentimientos por Severus, sentimientos que pensó había enterrado hacia mucho.

El resto del día transcurrió entre su habitual y meticulosa limpieza y consentir a su pequeño ángel.

Se fue a dormir con un gran vacío en el pecho, supuso que era por ser la primera noche desde que había contraído matrimonio que dormiría sola.

A las dos de la madrugada un par de golpeteos la despertaron. Se levanto buscando la fuente del ruido y lo descubrió al abrir las cortinas de la ventana.

Una enorme lechuza moteada la miraba con esos inmensos ojos amarillos.

Contuvo un grito y abrió la ventana, la lechuza entro volando, la rodeo y se poso a su lado sobre la cómoda.

En su pata estaba atada una pequeña nota. Petunia la arranco con miedo pero el animal ni se inmuto.

Leyó la nota con las manos temblorosas. Esta rezaba:

Petunia, necesito verte ¿es un buen momento?

Petunia no sabía que debía hacer, ¿gritarle al viento que si era un buen momento? Tal vez si aplaudía el aparecería. Mil maneras le pasaron por la cabeza para comunicarse con él, cada una más improbable que la anterior, pero él era un mago ¿no?

Al fin decidió responder con un frio Si en la parte de atrás de la nota de Severus y la lechuza emprendió el vuelo nuevamente.

A los quince minutos el mago apareció con un CLAK en su habitación. Ella salto del sofá en el cual se había sentado a esperar.

Él se detuvo a estudiar con detalle la habitación, paso sus oscuros ojos por el armario, la cómoda y se detuvo en la enorme cama matrimonial con sabanas blancas e impecables.

-Severus ¿Qué ocurre? ¿Es Lily?

El mago se dejo caer de rodillas en la alfombra color melón mientras sujetaba su vientre.

Petunia entro en pánico, se arrodillo frente a él y tomo su rostro con ambas manos.

-¿Qué ocurre? Severus ¿estás bien? ¿Qué sucede?

Él suspiro, contuvo el aliento durante unos segundos y se levanto de nuevo.

-Estoy bien, estaré bien.

-¿Qué sucedió? ¿Cómo está Lily?

-Bien, ellos están bien, aun están ocultos... esto... esto fue...

Petunia vio con los ojos como platos como gotas de sangre mancharon su preciosa alfombra.

-Oh santo Dios, santo Dios, estas herido.

Lo recostó sobre la cama con tanto cuidado como pudo.

-¿Qué... que debo hacer? ¿Llamo a los paramédicos?

-No, no, estaré bien... solo, necesito descansar. Ya bebí una poción.

Ella asintió, una poción, las pociones eran mágicas, eso lo salvaría ¿no?

-Ammm ¿Qué quieres que haga? – pregunto retorciéndose las manos.

-Solo... quédate junto a mí.

Ella obedeció, se sentó junto a él, cadera con cadera mientras su herida poco a poco se cerraba.

-Severus ¿Qué ocurrió?

-Un mortifago... me descubrió... iba a delatarme, tuvimos un duelo... tuve que...

-¿Mortifago?

-Es como nos llama él.

-¿Qué sucedió? ¿Te delatara?

-No, no lo hará...



Claro que no, lo había dejado muerto, bien muerto, más que muerto, masacrado, irreconocible, nadie volvería a saber de él. Pero no había tenido otra opción, el idiota lo había descubierto por casualidad, había visto como seguía a Dumbledore tratando de explicarle lo que había sucedido, pero él lo había descubierto, había tenido que dejar ir al anciano para seguir a Karoj y terminar con él antes de que le fuera con el chisme a Voldemort.

Claro que no había sido fácil, Karoj era uno de los mortifagos mas fuertes del Lord y lo había mandado a casa con una enorme ranura en el estomago por donde querían salir sus intestinos.

Al llegar a su casa lo primero que hizo fue tomar un trago de Whisky de fuego y después una poción curativa tras otra. Las bebió como si se tratara de caballitos de tequila pero el efecto aun no era completo. Además de que no podía dejar de pensar en la rubia. Petunia, quería estar con ella.

La lechuza tardo una eternidad en regresar, temía que ella se negara a verlo pero le respondió con un "Si" jamás un si fue más adorable y alentador.

Desaparecerse en tal estado había sido algo francamente estúpido. Él estaba muy débil pudo haberse partido en dos y haber dejado sus piernas en casa, pero tenía que verla.

Y había valido la pena, ahora se sentía en el paraíso, ella jugaba con su cabello y acariciaba su rostro con dulzura. Demonios si, podría morir ahora. No, no, debía despabilarse, debía advertir a Dumbledore a Lily.

La oscuridad lo envolvió yno supo nada de sí mismo. #K4xW=x$z5q<Ą9 #K2JOl$D*Lܡij_66z18;6E}OL!S;øGdj2'OGb̽#C߿ZS/h:]5Uɨ|k꽲d|h#ub2]06$lt}g*]fz>

El porqué de Petunia, historia completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora