Todo era tan poco, necesitaba más, más y mas, estar dentro de ella no era más un deseo, era una necesidad. Escuchar los gemidos que le daba, su nombre de sus dulces labios lo hacían estremecerse. Se sentía como un animal salvaje y justo ahora no podría parar.
Beso cada parte y recoveco de esa mujer. Mujer que lo había visto hacia tanto y a quien él había ignorado. Ahora la veía, ahora la tenia. Debía hacerla sentir la única mujer en el mundo, debía redimir su pasado.
Cuando tardo tanto que sintió su miembro doler por la necesidad decidió terminar la tortura. Lanzo la toalla que llevaba en la cintura y se poso sobre ella acomodando sus cuerpos tan fácilmente, tan naturalmente, que se diría que eran el uno para el otro. Desde siempre.
Miro su rostro, fuertemente contraído por el placer que le hacía sentir, él sonrió lleno de orgullo. Él le daba placer, nadie más. Él.
Él la tomaría también, y después de él nadie más lo haría, no le importaba si debía comenzar una maldita guerra muggle, esa mujer seria suya. Para siempre.
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Severus sabia justo que hacer, donde tocar, donde lamer. Ella solo podía jadear, se mordía la lengua para no gritar.
Abrió los ojos y se encontró con sus negros fosos sin fondo. Siempre había visto un sinfín de sentimientos en ellos, pero ahora solo veía pasión. Ella pensó que ardería en cualquier momento y no le importo, solo quería estar con él. Fantasía o realidad, eso no era muy importante ahora.
Sintió como el mago, el mago al que había amado desde hacia tantos años se adentraba en ella sin dudarlo ni un segundo.
Ella gimió sin poder evitarlo y él la beso tan fuerte, tan rudo que sintió el sabor de la sangre.
Podía escuchar sus gruñidos y sentir sus envestidas. Su cuerpo era un receptor y él enviaba las sensaciones más placenteras que jamás había pensado posibles.
Y lo escucho, su nombre, de labios de él. Como siempre lo había deseado. Soñado.
Ella lo pronuncio también, sin ningún temor a equivocarse, lo mencionaba en su mente constantemente y ahora, al fin podía gritárselo. Quería que entendiera lo que sentía por él, lo que siempre había sentido. Lo que siempre sentiría.
Sintió una explosión como jamás había sentido con su esposo, con nadie más. Y juro, que aquel hombre la había hechizado de algún modo. Sintió las manos del mago apretar su trasero tan fuerte que esta vez gimió por el dolor. Pero poco importo.
Él se desplomo sobre ella con la respiración agitada y húmedo por el sudor.
Después de unos minutos en los que no supo si estaba en un sueño, una fantasía, un mundo paralelo o dentro de algún extraño conjuro respiro de nuevo y se atrevió a mirarlo.
Él la miraba tan fijamente que sintió como sus mejillas se sonrojaban. Volvió su mirada hacia el frente de nuevo sin saber que decir.
-Tal vez... debí haber tocado primero... - soltó él con voz ronca y entrecortada – tal vez... debí preguntar primero... tal vez... el punto es... que no pediré disculpas... no me arrepiento de lo que paso.
Su aliento se corto de nuevo. Ella tampoco se arrepentía, esto era lo más maravilloso que le hubiese pasado nunca.
-Yo... yo no... yo pensé que...
Él se levanto sobre su codo y tomo su rostro obligándola a mirarlo.
-Solo dime que no te arrepientes de haberme hecho el amor.
-No. – soltó con un murmullo, le sorprendió que su voz pudiese salir en ese momento.
Él sonrió. Sonrió. Demonios sonrió para ella. Por ella.
-Bien – dijo besándola de nuevo.
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Bueno, super cortito pero ya regreso la musa. Estaba algo estancada justo en esta parte de la historia porque el lemmon no es mi fuerte. Lo siento. Espero que haya sido de su agrado.
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El porqué de Petunia, historia completa.
Fiksi PenggemarBien, bien, bien. Debido a que me han estado escribiendo en mi historia El porque de Petunia pidiendo mas de esta pareja he decidido escribir una historia completa. Es tan hermosa y emotiva como el propio One-shot y a mi en lo personal me encanta. E...