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querida charlotte:

odio verte llorar de la manera en que lo hiciste ese día...

11 de noviembre del 2015

S & Co., Los Angeles

8:00 a.m.

Habían días en que Charlotte se alejaba de la nada. Era como si la tierra se la tragara.

Por desgracia hoy era uno de esos días. Harry había ido a buscarla a su casa antes de ir a su oficina, pero Dave estaba demasiado ocupado viendo televisión como para, si quiera, saber en donde se encontraba su hija.

Con una preocupación notoria y un leve enojo hacia Dave, se encontraba camino a su trabajo. Ganaba bastante y últimamente su padre había estado platicado con él. Estaba un poco enfermo y James –el padre de Harry– quería que su hijo se quedara a cargo por si le llegaba a pasar algo.

Después de todo, lo más preferible era que un Styles se encargara de S & Co. El teléfono de su oficina sonó.

— ¿Sr. Styles? —dijo la secretaria a través del teléfono.

—¿Si?

— Hay una chica en recepción; dice que no necesita una cita para verlo —dijo sarcásticamente.

—¡Es en serio, vieja estirada! —se escuchó al fondo y Harry no pudo evitar soltar una carcajada.

— Déjala pasar Jannete.

— Sr. Styles, no puedo dejarla pa-

Déjala, pasar.

— Está bien—refunfuñó y colgó.

Después de unos minutos la puerta de su oficina se abrió y la adolescente de ojos dormilones apareció frente a sus ojos con su falda de cuadros y su camisa blanca.

Había faltado a clases.

Charlotte no estaba de humor el día de hoy, se sentía tonta. Kyle la había engañado.

Lo único que quería era estar con Harry y que la consolara como siempre lo hace en días así. Aventó su mochila al sofá de cuero que se encontraba más cerca y después se echó a lado de ella.

Suspiró y cruzó los brazos.

Harry hizo lo mismo mientras se levantaba.

— ¿Por qué no fuiste a la escuela, Charlotte?

— No estoy de humor para preguntas, Harry—susurró.

Hoy más que nunca se sentía cansada. Pero no del tipo de querer dormir por horas; se sentía cansada de una manera que ni Harry entendería.

Harry de inmediato supo que algo estaba mal con Charlotte, así que se acercó a ella y se sentó a su lado.

—¿Quieres hablar de eso? —dijo Harry con un ceño fruncido.

— No es algo que importe—Charlotte hizo una pausa porque no podía más con el maldito nudo en su garganta.

Y se sentía tonta, débil.

querida charlotte; hs [descontinuada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora