III: DESTINO

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Llegué seis horas más tarde a X, marqué a casa en un teléfono público y les comenté lo lindo que me parecía todo, mi madre parecía muy afectada por mi ida, pero no podía compadecerme de ella estando yo tan feliz, le dije que se relajara y que muy pronto compraría un teléfono para llamarla todos los días, ella me lo agradeció y me aconsejó cuidarme, eso era lo segundo que haría.

Salí del aeropuerto y tomé un taxi, le dí el chofer la dirección y llegamos a un barrio normal y acogedor, había un pequeño edificio, era ahí. Verde desgastado y con algunas ventanas rotas me pareció perfecto, le pagué el viaje al chofer y agradecí a Dios por mi vida, estaba en eso cuando me percaté de mis maletas, avergonzada le dije al conductor que no las había retirado del aeropuerto, el hombre se rió con ganas y me dijo que no me cobraría el regreso.
El camino de vuelta me relató una serie de anécdota de historias parecidas a la mía y al llegar corrí a buscar mi equipaje y una señorita me las pasó sonriendo, agradecí zafarme cinco minutos de mi parlanchín acompañante y regresé al taxi y éste me llevó a mi hogar, y me pareció extraño llamarlo así, pero eso era, mi nuevo hogar.

El departamento quedaba en el último piso y para mi sorpresa era todo lo contrario a lo que esperaba, las paredes estaban enmohecidas, le faltaban muebles y me costaría bastante dinero reparlas, pero eso hice. Me llevó la mitad de mis ahorros y tres semanas, pero era tal cual como me lo imaginaba, tenía un cuarto de cocina estilo medieval y mi dormitorio estaba anexado al salón, pinté la casa de dos colores: rojo y blanco, el techo lo cubrí de luciérnagas y mi cocina de alimentos, instalé el teléfono que le había prometido a mi mamá y la llamé.

-Hola.

-Hola querida, ¿cómo has estado? Me tenías...nos tenías muy preocupados.

- No deben preocuparse, me están saliendo las cosas muy bien. La próxima semana comenzaré a buscar trabajo, la casa me ha hecho algunos gastos. Además debo ahorrar para entrar a la universidad...- mi madre estaba sollozando- ¿Qué ocurre?

- Debo irme, te llamaré ¿de acuerdo? - asentí y luego respondí preocupada porque sabía que ella no podía ver.

Me senté a beber café y a pensar en todo, miré por la ventana los autos que corrían y danzaban al son del semáforo. Me recordé de la noche en la playa y por primera vez en mi vida me sentí muy feliz, busqué entre mis cosas el cassette de Jovi y lo coloqué al máximo en la radio de mi saloncito, abrí las ventanas y dejé entrar el viento, y pude sentir como me hablaba, como me susurraba sus secretos. Me tomé el café admirando el viento, el cielo y la música, dejé fluir mis sentidos, el sabor se empapó de amargo, el aroma de café y coco, el tacto de felicidad, la visión de mi paisaje y el audio de todos y cada sonido de mi pequeño reino, mi reino bajo el cielo, bajo el mandato del sol y la luna y grité y canté y volví a bailar como esa noche, exhausta me fui a dar una ducha, disfruté de mi cuerpo como en los viejos tiempos y divague en mis dedos y en mis gruesos pies, hasta que se hizo tarde y salí a caminar.

No estar amarrada a nada y a nadie a parte de ti mismo me liberó de mi pasado y de mis sufrimientos, me libró de Richard y de sus golpes y su violencia, lloré por él y por mí, pero jamás fui tan feliz.

Admiré el parque fumando un cigarrillo y me columpié con los demás niños, hice crujir las hojas secas bajo mis pies y respiré el aroma de eso y su sonido lo guardé en el espacio de mi cerebro que se encarga de asociar emociones con momentos, con sonidos y sabores, me dejé llevar y como siempre me sentí feliz y más feliz que la vez anterior. Recorrí las calles cercanas al parque y descubrí una pequeña librería, entré y el dueño me alegó del cigarro, le sonreí y le dije que no sería capaz de desperdiciarlo, pero tampoco una oportunidad de llevarme un libro, me sonrió y me dijo que no había problema. Acaricie las portadas de casi todos los libros hasta que dos me llamaron la atención, la primera una biblia vieja y un libro que solía leer cuando pequeña: "Little Woman", no podía creerlo, era la edición que recordaba y le rogué al librero que me contará la historia de como había llegado ese vejestorio allí, pero él no parecía recordarse, me vendió los libros y yo regresé sonriendo a mi casa, crucé el parque, encendí otro cigarro y volví a torturar las hojas secas bajo mis setenta kilos, subí casi corriendo las escaleras para admirar a mayor detalle mi nueva adquisición, pero una sorpresa me esperaba a las afuera de mi puerta, un ramo de margaritas estaba a los pies y había una tarjeta que decía:

"También amo a Bon Jovi, tienes una voz hermosa.
Lucas"

Estaba roja, alguien me había escuchado cantar como una loca y lo peor sabía donde vivía, entré con el ramo y miré a ambos lados del pasillo, me sonreí y esa noche soñé con ese Lucas, me era totalmente desconocido pero su detalle me parecía tan divertido, que me moría de ganas de conocerlo. Llamé a mi madre, pero nuevamente no me contestó, comenzaba a preocuparme.

Le eché un vistazo por última vez al cielo y me acosté leyendo como las hermanas March se las arreglaban para pasar una navidad sin regalos.

YOU AND MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora