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Mike camina hacia la puerta de salida del local, abriéndola para Aiko y haciéndole una reverencia solo por hacer la gracia, aunque sin mucho éxito. Ya fuera, el chico tomó la iniciativa durante el camino puestos que se dirigían hacia su casa, aunque por su mente solo se le cruzaba la plegaria de no encontrar a un Calum desnudo durmiendo a pata suelta, tal y como acostumbraba.

—¿Y bien, qué tenías planeado hacerle al idiota corta rollos?

—¿Tirarle un cubo de agua...? —responde, o más bien pregunta el chico peliteñido en un momento de clara duda.

—No, algo más cruel. Mucho, muchísimo más cruel.

—¿Ponerle un petardo en el culo?

—¡Puaj! —exclama la chica con una expresión de disgusto notoria—. Eres un puto cerdo, Michael.

—Muchas gracias por estas palabras tan bellas —se burla—. Pero deberíamos ir pensando algo bien rápido porque vamos a llegar pronto.

—Es que necesitamos algo cruel, quiero que le quede bien claro que a mí nadie me jode un polvo.

—La situación es graciosa, estás frustrada para dos semanas al menos.

—Oh, vamos —le reprocha al teñido—, cállate y piensa, aunque te cueste hacerlo.

—Te diría que me has ofendido sino fuera porque ese cabrón me debe dinero y también me quiero vengar.

—¡Tengo una idea, joder! —exclama la chica dando un salto momentáneo por la emoción—. ¡Es la puto mejor broma pesada del universo!

—¿Y esa es...? —Mike la invita a continuar, moviendo la mano en un claro signo de "continúa ya, pesada"—.

—Bien, necesitamos que esté durmiendo. Cuando lleguemos a tu casa, me dejarás una camiseta blanca, espero que tengas alguna que me quede muy pero que muy enorme, y yo me iré al baño, que por cierto espero que esté limpio. En el baño yo me correré el maquillaje y demás y me esconderé en una esquina. Seré "la niña de la curva". ¿La conoces? —pregunta, aunque no le da tiempo para responder ya que la chica continúa explicando escopeteada por la emoción—. Mientras, tú le meterás el dedo en un vaso de agua, que no sé por dónde he leído que si lo haces durmiendo a la persona le dan unas ganas terribles de ir al baño a mear —Aiko mira al chico con una sonrisa de malicia, haciendo la típica pausa dramática—. ¡Se encontrara conmigo cuando vaya al baño y seguro que se meará encima del miedo! Aunque, puaj, qué asco.

—Joder, es genial, aún voy a tener que mantener el contacto contigo solo por los momentos en que le quiera amargar el día. Y... —empieza, pasándole el brazo por los hombros y acercándola a él, soltándola apenas en un par se segundos— lo de la camiseta no será problema, eres una enana.

—Oye, no empieces a burlarte de mí que te la juegas y ya lo has comprobado —le amenaza ella señalándolo con el dedo entre risas y Mike tan solo levanta los brazos en un gesto de inocencia—.

—Aquí estamos —sentencia parándose frente al portal y sacando las llaves del bosillo—. Procura no hacer ruido, métete al baño y voy ahora, está al final del pasillo.

Aiko se quita los tacones, dejándolos con cuidado de no hacer ruido en el recibidor y emprende con ahínco su camino al baño de a hurtadillas. Una vez dentro, espera a un Michael con cara de niño pillo con una camiseta blanca en la puerta. Tras quitársela de las manos, le cierra la puerta en las mismísimas narices —con cuidado de no hacer aún ruido— con pestillo. Se desviste rápidamente mientras escucha como Mike está llenando no muy lejos un vaso de agua con el grifo de la cocina.

En cierto punto empieza a recordar a su supuesta familia y todas esas veces que se había afanado en hacerle bromas pesadas a su hermana con alguno de sus pocos amigos. Sacude la cabeza muy fuerte como si eso fuese a despejarle la mente y, cuando escucha un golpe leve en la puerta del baño y otra cercana abrirse, toma posiciones sentada sobre la esquina y se revuelve el pelo un poco más antes de quedarse totalmente quieta.

Empieza a escuchar ruidos fuera y la satisfacción aumenta dentro de ella por la clara venganza que se va a llevar a cabo. Se oye la voz ronca del otro chico gritándole a Michael que cada vez hace cosas más raras y éste sólo se ríe.

Antes de que la puerta del baño se abriera, la chica se moja la cara y se corre el maquillaje por toda la cara para darle un toque "más macabro" a su malévola broma y vuelve a ocupar su posición apenas un segundo antes de que la puerta del baño se empezara abrir. Aiko recuerda lo mucho que le ha jodido el corte del chico en el local antes y su cara se transforma inmediatamente a una expresión sombría y amenazante, o al menos eso es lo que piensa ella al verle de refilón en el espejo reflejada.

El chico de ojos rasgados entra la baño de espaldas, gritándole un "eres un puto guarro Gordon" a su nuevo amigo y sin percatarse aún de la presencia de la chica, cierra la puerta. Aun con la cabeza gacha, se gira y empieza a bajarse el pantalón que llevaba puesto, solo para encontrarse la silueta de la chica al alzar la vista. Ella empieza a arrepentirse y cierra los los ojos cuando él se cae hacia atrás, topezándose por la impresión al intentar alejarse.

Michael se apoya en la puerta intentando contener la risa y ella vuelve a abrir los ojos cargada de autodeterminación para darle más fuerza a la venganza. Abre los ojos de manera desorbitada a la vez que inclina su cabeza hacia la derecha y sonríe cínicamente con la mitad del cabello tapándole el rostro. Empieza a acercarse a él a paso lento y el chico retrocede en el suelo lo más rápido que puede, haciéndose un lío sobre sí mismo. Cuando Aiko está lo suficientemente cerca de Mike es incapaz de contener la risa y choca su mano con la que el teñido sostiene en alto, a la vez que el moreno se incorpora del suelo, tirando de sus pantalones hacia arriba atropelladamente.

—Tú... él... ¡el baño! ¡Tú! —balbucea el moreno, aún intentado tranquilizarse—.

—Michael, llama a una ambulancia, a tu amigo le ha petado la única neurona que tenía con el susto —ríe Aiko con una mano en el estómago, echándose el pelo hacia atrás—.

—¡SOIS UNOS HIJOS DE PUTA MALNACIDOS! ¡IROS A UN PUTO PSIQUIÁTRICO Y DEJADME EN PAZ! —escupe rojo de la rabia y con los ojos brillantes—. ¡Casi me matáis joder!

—Ahora estamos en paz, chaval. Así aprenderás a no joderle un polvo a Aiko... —dice la chica, recordando el hecho de que solo está ahí porque en verdad, no sabe quién es, tendrá que presentarse al menos—, a mí, que nadie me jode un polvo. ¿Entendido guapete?

—Podríais haberos cortado un poco —replica el moreno pasándose las manos por la cara una y otra vez—. A vaya par he tenido que ir a encontrarme, ¡joder!

—Es mejor que te vayas a dormir —dice Mike entre carcajadas—. No vayas a soñar con niñas de la curva.

—No me vas a decir qué hacer tú precisamente.

Los otros dos son incapaces de aguantar la risa mientras ven cómo él se va hacia fuera después de entrar a su habitación a por un paquete de tabaco y una camiseta. Baja las escaleras a toda prisa y lo último que ellos escuchan es un portazo.

—¿Cerveza de celebración? —pregunta el teñido con una ceja en alto—.

—Esta vez no pienso responder a más preguntas, pero venga, acepto.

—No estés tú tan segura, guapa —le responde el chico con un guiño y el sonido característico de la cerveza al ser destapada llena la habitación, siendo este el primero de otros tantos—.

Playing God; 5SOS #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora