Capítulo 3

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El sonido del nuevo despertado me hizo levantarme. Estaba a punto de lanzarlo contra la pared cuando Papá abrió la puerta.

- Déjalo en su sitio.-Me hechó una mirada dominante. -Como lo lancas te juro que te levantaré a las cinco de la mañana. -Cumpliendo sus órdenes, apagué el despertador y me tapé la cabeza con la almohada. - Venga, hija, dejate de perezas y arriba.-Me abrió las cortinas y me quitó la colcha y la manta, que antes me cubrían.

Con pereza, me levanté y me metí en el cuarto de baño.

Me duché rápidamente y al salir hice la cama, y escogí mi ropa.

Abrí el armario y ahí estaba toda mi ropa desdoblada. Algún día arreglaré este armario... algún día.

Saqué un par de sudaderas, dos camisetas manga larga (que antes olí por si estaban sucias), un pitillo y un jeans. Lo coloqué encima de la cama y empecé a conjuntar mentalmente. Al final me decidí por una cazadora negra que tenía en el escritorio, la camiseta negra que antes saqué, y el jeans negro rajado por la rodilla.

Al terminar de vestirne y ponerme mis Vans favoritas me heché espuma en el pelo y bajé a desayunar.

-Hija, ¿Quién se a muerto?.-Me preguntó mamá que estaba, ahora, sentada junto a mi en el comedor.

-¿Quién se a muerto?-Pregunté sorptendida.

-No sé, como vas de luto.-Dijo mi madre tiendo por lo bajo.

-Es que no tenía ganas de buscar otra ropa.-Respondí comiendo mis tostadas, que acababa de colocar papá encima de la mesa.

-Vale, hija.-Se levantó de la mesa.-Luego nos vemos, te quiero.-Besó mi cabeza y salió de la cocina.

-No se lo has contado, ¿verdad?.-Le dije a papá cuando se sentó en la mesa.

-Primero tenemos que hablar tu y yo.-Respondió después de darle un sorbo a su café.

-Tu pregunta yo respondo.

-¿Por qué lo haces?, es decir, gu eres muy buena chica, ¿por qué haces esas cosas en clase?

-No hay nada de que preocuparse, papá. Sólo que no hay que enseñar todo de ti. Los que tienen que saber como soy lo saben.-Elevé los hombros, y con eso di por concluida la conversación y me dirijí a mi habitación.

En esta cogí mi maleta y mi movil y salí de casa.

Cuando llegué al instituto, aparqué donde siempre y entre al edificio. Fui a la taquilla, pero antes de que llegara sonó mi movil. Lo saqué del bolsillo de mi pantalón, y en la pantalla se veía la foto que nos sacó la madre de Juan hace unos años, en el parque donde nos conocimos.

En esta foto sale Juan intentado salir bien en la foto mientras yo saltaba encima suya para que hiciera el caballito. Dejé de mirar la foto y descolgué la llamada.

-¿Si?

-Cele, te iba a decir que hoy no iré al instituto.

-¿Qué? ¿Por qué? .-Caminé a mi taquilla.-Me dejaras sola con James, eso no te lo perdonaré. Te juro que como no ven...-No terminé la frase cuando esos brazos tan conocidos me abrazaron por la espalda.

Colgué la llamada y me giré a abrazarlo.

-No vuelvas a hacerme esi.-Me separé de él y saqué las cosas de mi taquilla.

-Dejarte a ti, sola con James. Antes muerto que el loco de James te viole.-Reimos y caminamos a nuestra primera clase de informática.

La clase era de mis favoritas, o sea, no molesté mucho. Las siguientes clases intenté no hablar mal con los profesores. Más o menos me salió bien. Tan solo me añadieron dos días de castigo

Nada Es Lo Que PiensasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora