VIII

17 2 1
                                    

Carehm

Antes de que el sol saliera en un nuevo mundo de color grisáceo, él, Keira y su padre ya estaban levantados. Incluso antes del amanecer ya había gente que demandaba saber la razón de por qué todo había cambiado.

Así que desde primera hora de la mañana su padre había estado recibiendo visitas; primero en su despacho, y luego en la sala de reuniones.

Todos llegaban con un mismo objetivo. Saber. Saber qué había ocurrido y por qué. Saber qué podían hacer al respecto, y saber qué ocurriría si no hacían nada y la situación seguía empeorando.

Arim explicó la situación a los líderes más cercanos, lo mejor que pudo. Intentaron idear un plan, pero todos sabían cuál era la mejor solución. Era una lástima que no hubiera más gente con las capacidades mágicas de Zeina dispuesta a ayudar con ellos.

Entretanto, los tres hermanos acudieron a la Escuela, aunque fue un día bastante extraño. Los rumores habían empezado a circular, y hubo quien dijo que podría tratarse de un ataque. Otro le rebatió y explicó que el ataque no podría haberse producido, sino que podría producirse si las defensas seguían debilitándose. Esta persona era, obviamente, hijo de un Guardián que trabajaba en el Palacio. Un hijo bastante charlatán.

Carehm tuvo que contenerse para no pegar un puñetazo a cualquiera que se atreviera a formar sus propias teorías. Ninguno de ellos conocía el hecho de que, si estaban a salvo de cualquier peligro, y si habían podido vivir allí, había sido por su madre. Ella había estado levantando y cuidando las defensas. Y aquellos estúpidos creídos pensaban...

—Eh —escuchó—. Carehm.

Su hermana mayor puso una mano en el puño de él, como una advertencia. Algo como "ni se te ocurra montar un escándalo ahora"; pero también comprensiva. La mirada que ella le dedicó le dejó bien claro el mensaje.

Luego el receso se acabó, y tuvieron que volver a sus clases.

***

Después de comer, su padre sacó a Keira y Aisha de la sala común que usaban los tres hermanos, y que ocupaban cada día después de las clases, ya que, con el tiempo, se había convertido en una especie de biblioteca.

Y cuando él pidió explicaciones al por qué él no podía conocer ese importante asunto, nadie quiso dárselas. Los tres se cerraban en banda cuando él preguntaba, y rehuían la cuestión, dando largas y cambiando como podían de tema.

Él supo inmediatamente que algo ocurría. ¿Pero por qué se lo confiaba a ellas, y no al hijo que había estado educando para ser, en un futuro, responsable de todo aquel pueblo, dedicado al cuidado de gente como Aymee, al cuidado de protegidos?

Se le ocurrió pensar que sería algo que ellas afrontarían mejor. Pero, ¿qué podrían ellas superar mejor que él? Si tuviera que ver con su madre, Keira sería la que peor lo llevara, en un principio y a lo largo del tiempo. Al fin y al cabo, ella era la mayor y la conocía mejor. Pero Aisha también llevaría mal no crecer con una madre. ¿Sería por eso que Carehm no había sido invitado a esa "reunión"? ¿Porque quedaba entre medias en aquella situación?

No pudo darle muchas vueltas, por mucho que quisiera. Y, además, tampoco era un gran problema; todas las familias tenían secretos, al fin y al cabo. En su cuarto, sobre el escritorio de madera oscura, le esperaba una buena montaña de deberes de diversas asignaturas y campos.

Durante los cuatro días siguientes se dedicó a ocupar los asuntos relacionados con la Escuela, como cualquier otro estudiante. Los profesores se esforzaban aún más con los deberes, obligando a los alumnos a estar horas sentados frente a ellos. Y todo para mantenerlos ocupados, y alejados de sus locas teorías que podían inventarse.

Faith [Fe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora