Diario De Un Enfermo Asesino

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24/06/2016

Viernes

Anoche me ha costado un poco poder traer al viejo beagle. No porque se resistiera, el perro apenas y me hizo caso, sino porque me preocupaba que Xavi lo viera y ladrara como loco, pero con algo de suerte logré encerrar al viejo perro en la habitación que uso como depósito. He puesto un poco cianuro en un plato con perrarina y se lo he dado de comer. Eso debe bastar para que muera.

Por otro lado, el ácido hizo un grandioso trabajo con Daniela, tanto así que también le eché en las plantas de los pies. Gritó tan fuerte como el pañuelo en su boca se lo permitió. Pero sé que no fue suficiente para que se escuchara afuera.

La doctora Carter me ha llamado y a preguntado por qué no he ido a mi cita, le dije que se me había olvidado, pero que para la próxima vez sí iría. Ella no quedó convencida y dijo que vendría a visitarme. Eso significa que debo deshacerme de Daniela pronto, no puedo permitir que la doctora Carter sepa sobre ella. Pero aún no sé que debería hacer con ella ¿Y si la duermo? Aún no debo matarla, debo encontrarle utilidad, yo no solo hago lo que hago porque se me antoje (aunque en parte sí) también tengo un fin, solo debo tener paciencia.

Debo bajarle la comida a Daniela, con un poco de pastillas para dormir en su agua será suficiente, regreso en un momento.

Ya he ido a darle de comer a Daniela, he disuelto cuatro pastillas para dormir en su agua, así que en unos minutos debe estar profundamente dormida. Xavi me ha pedido comida, pero debo resistir a sus pedidos para seguir con mi experimento. Espero que mi pobre Xavi pueda aguantar.

Me despido de mí mismo.